Para los usuarios del Metro, los 9 mil 455 millones de pesos que se han recaudado e invertido por el alza de dos pesos al boleto desde 2013, no se ven reflejados en el servicio.

Como ejemplo, la estación Balderas de la Línea 1, en donde los trenes siempre llegan llenos; en el andén, cientos de hombres y mujeres se preparan para abordar la unidad mientras que en el vagón se reacomodan para descender.

Las líneas en el suelo que sirven para ordenar la entrada y salida ya no importan, todos quieren llegar temprano. A empujones, unas 13 personas abandonan el vagón, pero más de 20 quieren entrar en una sola puerta.

De acuerdo con el gobierno capitalino, para esta línea se compraron 10 trenes para hacer más eficiente el traslado y reducir los tiempos de espera, invirtiendo poco más de mil 306 millones 657 mil pesos; sin embargo, ningún tren ha sido incorporado, pues el primero llegará en un par de meses.

“Me ha tocado que me den mis paraguazos y una vez me sacaron el zapato cuando iba a bajar en Hidalgo. Yo creo que son muy pocos vagones para todos los que viajamos diario y a veces se tarda mucho en pasar”, relata Sofía, originaria de Zumpango, Estado de México, quien trabaja para una empresa que se dedica a la limpieza.

“El servicio de transporte ha ido de mal en peor desde que aumentó su costo”, agregó la usuaria.

El exdirector del Metro, Joel Ortega aseguró que la incorporación de mil 200 elementos de seguridad brindarían mayor seguridad en las instalaciones; sin embargo, a cinco años de distancia, los incidentes violentos van a la alza.

La procuraduría local informó el año pasado que se registran 10 asaltos al día al interior del Metro.

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