El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) en México dio el visto bueno para un incremento de ocho pesotes. Con este ajuste, el salario mínimo pasó de 80.04 pesos a 88.36 pesos a partir del primero de enero de 2018.
Con este aumento que «bondadosamente» nuestros gobernantes tuvieron a bien concedernos, el salario mínimo equivale a cuatro dólares estadounidenses, a tipo de cambio de 20 pesos. Este ingreso equivale a un sueldo mensual de poco más de 2 mil 400 pesos, unos 121 dólares.
Dicho monto es casi la mitad de lo que perciben los ciudadanos de Bolivia y de Perú, donde el sueldo mínimo mensual es de mil 805 bolivianos y 850 soles peruanos, respectivamente (poco más de 260 dólares cada uno).
Esta realidad contrasta con el hecho de que México cuente con algunos de los líderes sindicales más longevos de América Latina, entre ellos, Francisco Hernández Juárez, dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), quien acumula 11 reelecciones y 41 años al frente de este gremio.
Otro de los líderes vitalicios que siguen en su puesto es Carlos Romero Deschamps, dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), que ostenta el mayor cargo dentro del gremio desde 1996 y que recientemente obtuvo su cuarta reelección para desempeñarse como presidente de esta organización hasta el año 2024.
Otra de las joyitas sindicales de nuestro México lindo y querido es Víctor Flores Morales, representante máximo del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), quien también lleva un montón de tiempo al frente de una corporación de agremiados.
Y aunque en marzo de 2016, 3 mil ferrocarrileros jubilados se ampararon en contra de la cuota de 80 pesos mensuales que paga cada uno al STFRM por considerarla ilegal y sin ningún beneficio para ellos, dicha querella no procedió.
Pero quizá uno de los casos más destacados es el de la maestra Elba Esther Gordillo Morales, quien era la mera mera del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Primero fungió como Secretaria General entre 1989 y 1995, posteriormente, hizo una pausa para dedicarse a la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), entre 2002 y 2005.
En 2004 Gordillo Morales retomó las riendas del sindicato más grande de maestros en América Latina bajo el cargo de presidenta, siendo separada del cargo en 2013, al ser acusada por la Administración de Enrique Peña Nieto por los delitos de delincuencia organizada, defraudación fiscal y lavado de dinero, por un monto que ascendió a los 1.978 millones de pesos (más de 103 millones de dólares).
Con información de SinEmbargo.
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