NUEVA YORK.- Tanto soldados -Cascos Azules- como funcionarios de la ONU, son considerables culpables de explotación sexual en diversos puntos del orbe lo que ha instado al organismo a los países de procedencia de soldados y funcionarios sean procesados en sus tribunales.
Son múltiples las denuncias sobre crímenes sexuales cometidos por tropas de la «paz» y personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se han llevado a cabo en los últimos años, y a pesar de las duras críticas que se han hecho en paneles independientes, los abusos persisten.
Durante su último año como Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon presentó un informe en el que se revelaban 99 nuevas denuncias de abuso sexual por parte de soldados y personal de esa organización durante misiones internacionales en el año 2015, lo que refleja un aumento importante respecto a los 80 casos que habían sido denunciados en 2014.
“La niña de siete años nos dijo que hizo sexo oral con soldados franceses a cambio de una botella de agua y un paquete de galletitas”, esta declaración fue tomada por funcionarios de la misma Comisión de Derechos Humanos de la ONU, dependencia que difundió este caso, así como otros, por medio de un comunicado en enero de 2016.
Este informe forma parte de la nueva política de la ONU que consiste en “nombrar y avergonzar” a los responsables, luego de que se diera a conocer un abuso a menores por parte de cascos azules en la República Centroafricana.
Según se ha sabido, de los 99 casos denunciados en 2015, 69 fueron cometidos por soldados en misiones de paz, mientras que 30 fueron perpetrados por funcionarios de otros niveles dentro de la ONU.
Los países de procedencia de los soldados abusadores son: Alemania, Burundi, Ghana, Senegal, Eslovaquia, Madagascar, Ruanda, República Democrática del Congo, Burkina Faso, Camerún, Tanzania, Níger, Moldova, Togo, Sudáfrica, Benín, Nigeria, Gabón, así como de Canadá y varios países europeos.
Estos países están siendo instados por un informe de la ONU a que juzguen a los culpables ante los tribunales correspondientes y también exhorta a la creación de un banco de muestras de ADN de cascos azules que agilicen los procesos criminales, sin embargo, a pesar de estas recomendaciones, la realidad poco ha cambiado.
Esto se refleja en la investigación realizada por miembros de Human Rights Watch, quienes visitaron República Centroafricana y denunciaron la violación de ocho mujeres y niñas, quienes fueron abusadas después de que se revelara el mismo delito cometido por soldados franceses hace un año.
“Pasaba por la base de Minusca en el aeropuerto cuando me atacaron. Los soldados estaban armados. Uno me sujetó los brazos mientras el otro me arrancó la ropa. Me tiraron a un pastizal y mientras uno me agarraba el otro me violó”, relató una joven de 18 años, quien describió el abuso del que fue victima por parte de tres cascos azules.
“El hecho de que el problema persista a pesar de innumerables informes de expertos comisionados por la ONU en los últimos 10 años, sólo sirve para aumentar la percepción de que la ONU está más preocupada con la retórica, que con la acción” indicó Andrés Kompass, funcionario de ese organismo.
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