MAZAR-i-SHARIF, Afganistán.- Familias enlutadas enterraban este domingo a las víctimas del ataque talibán a una base militar del norte de Afganistán, mientras se alzan voces pidiendo sanciones por negligencia. El balance sigue sin ser definitivo dos días después de la matanza del viernes.
La prensa afgana adelanta más de 130 muertos y unas decenas de heridos graves, pero sin datos oficiales. El gobierno, que no comunicó un balance definitivo, decretó un día de luto nacional.
El ministro de Defensa mantiene que fueron «más de cien muertos y heridos» lo que dejó el ataque de diez hombres en uniforme, que duró más de cinco horas, contra los soldados de la base reunidos en la mezquita o el refectorio, desarmados.
Los atacantes llegaron a bordo de camiones militares con fusiles y chalecos explosivos. Un portavoz de la presidencia anunció una conferencia de prensa para el domingo por la tarde.
El recuento de las víctimas, en su mayoría jóvenes reclutas llegados de las provincias del noreste, va de 135 a 140 e incluso 160, según la prensa que cita a fuentes militares en el interior de la base del cuerpo del ejército 209, a unos 15 km de Mazar-e-Sharif.
El sábado por la mañana un comandante de la base, que pidió el anonimato, había anunciado a la AFP «al menos 140 muertos». Los talibanes por su parte reivindican «500 muertos», pero generalmente exageran los resultados de sus ataques.
Esta confusión y la incapacidad de los responsables y servicios de inteligencia para proteger a sus fuerzas armadas en el seno mismo de una base militar causa indignación.
‘Negligencia’
En las redes sociales, vector que utiliza la sociedad civil afgana para hacerse escuchar, el dolor se mezcla a la ira, y se reclaman cuentas. «¿Quién va a dimitir luego del desastre de Mazar? ¿El ministro de Defensa, el viceministro o algún subalterno?» pregunta en Twitter «Badloon», un analista político que participa en movimientos de la juventud.
«La mejor manera de honrar (a los muertos) es castigando a los que fallaron o cooperaron con el enemigo: algunos responsables deben partir», insistió otro usuario de Twitter.
Muchos piden la dimisión del ministro de Defensa, Abdulá Habibi, y la del comandante del 209º cuerpo del ejército por «negligencia»: «No necesitamos un luto nacional», «¿qué hace el gobierno para impedir estas atrocidades?».
Según Atiqulá Amarjail, analista contactado por AFP, el desastre de Mazar es antes que nada «un fiasco total de los servicios de inteligencia que se repite. Estamos frente a una guerrilla con combatientes que atacan con pequeños grupos y causan enormes daños. Deberíamos aprender a combatir esas tácticas».
El mes pasado el hospital militar más grande del país, en el centro de Kabul, fue objeto de un ataque coordinado de más de una decena de combatientes que duró más de seis horas con, al igual que en Mazar, acusaciones sobre complicidades dentro del establecimiento.
El balance de este ataque fue establecido en unos cincuenta muertos, pero los sobrevivientes y fuentes de seguridad adelantan más del doble de víctimas.
El Parlamento intentó hacer caer a los ministros de Interior y de Defensa, así como al jefe de los servicios de inteligencia. Pero siguen en sus cargos.
afp/r3