SIRIA,-  Madaya es una ciudad siria que vive una serie de conflictos y el preocupante aumento en intentos de suicidio y enfermedades mentales en niños y jóvenes, según alerta Save the Children; la ayuda humanitaria que necesitan desesperadamente sigue sin llegar a la zona desde hace más de cuatro meses.

Integrantes del personal médico de la ciudad informan que al menos seis adolescentes, la más joven era una niña de 12 años y otros siete adultos jóvenes han intentado suicidarse en los últimos dos meses. Antes de julio de 2015, momento en el que se impuso por primera vez el estadio de sitio, prácticamente no había casos de este tipo. Los médicos advierte que de cientos de personas están sufriendo problemas psicológicos y enfermedades mentales como depresión severa o paranoia, frecuentemente causados o agravados por las condiciones en las que viven.

En Madaya no hay especialistas en salud mental ni tratamientos médicos básicos por culpa del conflicto. Además del aumento del número de suicidios, un brote de meningitis grave afecta a la zona.

La situación en la ciudad de Madaya llegó a su punto más crítico a principios de este año cuando se informó de que al menos 65 residentes habían muerto de hambre y desnutrición. En ese momento, el acceso a la ayuda se reabrió permitiendo que convoyes de alimentos y medicinas entraran en la zona, pero el acceso se cerró de nuevo el pasado mes de abril.

Rula, profesora en Madaya, advierte de que el asedio está afectando a la salud mental en sus alumnos: “Los niños están psicológicamente machacados y cansados. Cuando hacemos actividades como cantar canciones, no reaccionan en absoluto, no se ríen como lo harían normalmente. Dibujan imágenes de niños asesinados en la guerra, tanques, o del asedio y falta de comida”.

Además, “La mayoría de los niños sufren malnutrición y tienen problemas para digerir los alimentos. Tienen infecciones en su sistema digestivo y padecen enfermedades como meningitis. Ahora el hambre y el asedio vuelven a asentarse como ya ocurrió el invierno pasado en el que niños e incluso adultos murieron de hambre. No necesitamos compasión o lástima, necesitamos ayuda”, añade Rula.

El asedio está separando a los niños de sus familias, incluyendo a niños pequeños que fueron recientemente evacuados para recibir tratamiento médico, pero a sus padres no se les permitió acompañarles. Rula lleva más de un año sin ver a dos de sus hijos, de 15 y 12 años. Consiguió dejarlos a una tía suya que vive en el Líbano un día antes de que se declarará el estado de sitio.

Samar, hija de Rula, explica: “Hemos oído que muchos niños murieron de hambre. Nuestra madre nos dijo que la situación era mala y que ella estaba intentando salir de allí con mi padre. Ella está ayudando a los niños allí. No quiero que le pase nada malo”.
La preocupación por la situación es cada vez mayor

El deterioro de la situación en Madaya está produciéndose también en el resto de áreas sitiadas de Siria. Así, colaboradores de la organización temen que la privación extrema de alimentos, agua, combustible y medicinas, combinada frecuentemente con los intensos bombardeos, estén siendo usados para obligar a comunidades enteras a abandonar sus casas para que las partes en el conflicto puedan asegurar el territorio. A finales del mes pasado toda la ciudad de Daraya fue evacuada tras cuatro años de asedio y existen indicios de que sucederá lo mismo en Moadamiya y Al-Waer en Homs.

Sonia Kush, directora de Save the Children en Siria, declara: “El largo asedio en Madaya y en otras ciudades sirias está afectando mentalmente y físicamente a la población. La presión de vivir en estas condiciones durante años sin descanso es demasiado difícil de soportar, especialmente para los niños. Hay más de 250.000 niños viviendo bajo asedio en Siria y mientras resisten la situación, vemos los signos de trauma y angustia que padecen cada día”.

“Madaya y otras áreas sitiadas han sido olvidadas una vez más, pero esta vez el mundo no debe esperar a que la gente se muera de hambre para poder actuar. Está claro que en todos sitios la población está sufriendo a cambio de que los objetivos militares se cumplan. Incluso en medio de una guerra brutal, la comida, agua potable, atención sanitaria y la libertad de movimiento son derechos, no privilegios. Necesitamos acceso inmediato de la ayuda humanitaria y un mayor esfuerzo por parte de la comunidad internacional para detener las evacuaciones forzosas de ciudades y comunidades enteras”, agrega Sonia Kush.

De acuerdo con los últimos datos, el acceso de la ayuda humanitaria se ha paralizado en la mayoría de zonas sitiadas de Siria. La ONU señala que sólo fue posible el acceso a la ayuda en dos de las 19 áreas sitiadas en agosto. En el mes anterior, sólo llegó al 9% de los 5,4 millones de personas que viven en estas áreas tan difícil de alcanzar.

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