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- México fue el país con el número más alto de asesinatos, con 54 muertes el año pasado, 30 más que en 2020, indica el estudio.
- Esta cifra podría resultar mayor pues las razones de los ataques contra ambientalistas a menudo no son adecuadamente investigadas ni reportadas.
- Global Witness registró además 12 asesinatos en masa durante 2021, incluyendo tres en India y cuatro en México.
Los asesinatos de ambientalistas se redujeron en 2021 con relación al año anterior. Sin embargo, América Latina siguió concentrando más de tres cuartas partes de estos crímenes, con México a la cabeza de la lista de los países con más víctimas, según el informe anual de la oenegé Global Witness.
La cifra alcanzó 200 el año pasado frente a un récord de 227 en 2020, con ataques ocurridos en el contexto «de una gama más amplia de amenazas» contra los ambientalistas, que son atacados por gobiernos, empresas y otros actores no estatales, señala el reporte.
«Más de tres cuartas partes de los ataques registrados tuvieron lugar en América Latina», subrayó Global Witness en el documento.
México fue el país con el número más alto de asesinatos, con defensores ambientales ultimados cada mes, sumando 54 muertes el año pasado, 30 más que en 2020, indica el estudio.
«Más del 40% eran indígenas y más de un tercio del total se hizo mediante levantamientos. Al menos ocho miembros de la comunidad yaqui también fue víctima», asentada en el norte del país, detalló el reporte.
El año 2021 es el tercero consecutivo en que Global Witness registra un incremento de agresiones letales en México.
Dos tercios de dichas agresiones están relacionados con tierras y minería, indica el informe.
«Cerca de dos tercios de los asesinatos estuvieron concentrados en los estados de Oaxaca (sur) y Sonora (norte), ambos con importantes inversiones mineras», precisó la organización.
Deterioro en México
En los últimos 10 años, México se ha erigido «rápidamente» como «uno de los lugares más peligrosos para los defensores de la tierra y el ambiente», con 154 asesinatos documentados durante dicho periodo, alertó Global Witness.
La mayoría de estas muertes (131) tuvieron lugar entre 2017 y 2021.
Colombia y Brasil, en tanto, ocuparon el segundo y tercer lugar en número de ambientalistas muertos el año pasado.
Colombia, que en 2020 sumó 65 asesinatos convirtiéndose en el país más letal del mundo para los ambientalistas, registró un importante descenso de agresiones, con 33 el año pasado.
En contraste, Brasil sumó 26 asesinatos en 2021, seis más que en 2020.
Ambos países sudamericanos junto con México contabilizan más de la mitad de los ataques perpetrados contra ambientalistas el año pasado, señaló la oenegé.
De aquellos crímenes que pudieron relacionarse con un sector específico, la organización sostiene que más de la cuarta parte resultaron vinculados con explotación de recursos (forestales, mineros o agronegocios), además de hidroeléctricas y otras obras de infraestructura.
No obstante, esta cifra podría resultar mayor pues las razones de los ataques contra ambientalistas a menudo no son adecuadamente investigadas ni reportadas.
Indígenas y mujeres
La minería fue el sector más vinculado con los asesinatos de 2021 con 27 casos, 15 de ellos en México, seis en Filipinas, cuatro en Venezuela, uno en Nicaragua y uno en Ecuador, precisó Global Witness.
La oenegé alertó asimismo sobre «el desproporcionado número de ataques contra pueblos indígenas», con más del 40% de las agresiones dirigidas a este grupo, pese a representar tan solo 5% de la población mundial.
«Estos se documentaron predominantemente en México, Colombia, Nicaragua, Perú y Filipinas», resaltó.
Global Witness registró además 12 asesinatos en masa durante 2021, incluyendo tres en India y cuatro en México, y resaltó que uno de cada 10 activistas ultimados fueron mujeres, casi dos tercios de ellas indígenas.
La oenegé recomendó «acciones urgentes» a gobiernos y empresas para frenar la violencia y criminalización de activistas, como implementar leyes que los protejan y amplíen sus derechos, y políticas corporativas que «identifiquen, prevengan y mitiguen» cualquier daño contra estos actores y los espacios que defienden.