BRUSELAS.- La tensión social aumenta en Bélgica, donde las huelgas y protestas se generalizan contra el programa de reformas propuesto por el gobierno de centro-derecha, que pretende ampliar el tiempo de trabajo y reducir las ayudas sociales.
Una huelga general convocada por la compañía nacional de trenes (SNCB) tiene a mitad del país paralizado, con más de 190 kilómetros de embotellamientos registrados a la hora pico de la mañana de este viernes. Ningún tren circula en la sureña región de Valonia, mientras que en la región de Flandes, en el norte del país, dos de cada diez trenes permanecen parados. El gremio estudiantil Unión de Estudiantes de la Comunidad Francesa (Unecof) condenó “con firmeza” la acción por impedir que muchos estudiantes lleguen a las universidades en plena semana de exámenes. Además, más de 340 mil personas que trabajan en Bruselas viven en otras ciudades, por lo que la huelga del transporte público ha provocado también importantes parálisis en el tráfico interno de la capital. El movimiento empezó de manera espontánea en la mañana del jueves y ganó en amplitud a lo largo de la jornada, llevando los sindicatos a convocar la huelga general para el día siguiente. Los huelguistas se quejan de la supresión de días de vacaciones para compensar las horas extras prestadas y ya han convocado una nueva huelga general para el 31 de mayo.
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La protesta de los trabajadores ferroviarios se suma a la de los agentes de prisión de la región de Valonia, que llevan más de un mes en paro para denunciar la falta de personal y de recursos y la sobrepoblación carcelaria. En los centros penitenciarios la situación es caótica: los detenidos tienen limitados el reparto de productos básicos, como papel higiénico, y el acceso a la ducha y otros servicios, además de estar privados de visitas. “Se están volviendo locos en el interior. Ayer, uno me dijo al teléfono: “Si la huelga no termina, cada 30 minutos uno de nosotros se va ahorcar”, comentó a la prensa local la madre de un detenido. El miércoles, 60 mil personas participaron en una manifestación contra el gobierno en las calles de Bruselas, que terminó con violentos enfrentamientos entre una decena de personas y las fuerzas del orden. El grupo lanzó vallas de metal, botellas y piedras contra la policía, que respondió con gas lacrimógeno y chorros de agua.
Un comisario fue ingresado a un hospital inconsciente y en estado grave tras ser golpeado en la cabeza por uno de los manifestantes. “Son numerosos los ciudadanos que denuncian las medidas presupuestarias de los gobiernos federal y regional, pero también son numerosos aquellos que están hartos de esos combates sindicales cotidianos, señaló Dorian de Meeûs en un editorial publicado el jueves en el diario La Libre Belgique.
Notimex/JRGA