NAIPYIDÓ.- La situación en el estado de Rakhine, en el oeste de Myanmar, se ha agravado en las últimas semanas y hunde más a esa región en la inestabilidad al provocar más desplazamientos de grupos étnicos minoritarios. Más de 80 personas han muerto en el último estallido de violencia registrado durante las operaciones del ejército en las aldeas de las minoría rohingya. Los incidentes ocurrieron en el norte del estado de Rakhine, en la frontera con Bangladesh, zona donde vive la minoría rohingya, y que está cercada por el ejército birmano desde los ataques del 9 de octubre contra puestos fronterizos.

Una comisión de expertos, liderada por el exsecretario general de Naciones Unidas Kofi Annan, inicia una visita a varias poblaciones del oeste de Myanmar donde han muerto al menos 86 personas abatidas por el ejército en aldeas de la minoría musulmana. Horas antes, Annan llamó a poner fin a la violencia en el estado de Rakhine, al expresar preocupación sobre los recientes acontecimientos en ese territorio, en una declaración, publicada por The Global New Light of Myanmar. La violencia no creará un ambiente que conduzca a la paz y la cohesión entre las comunidades (budista y rohingya), lo que se considera un requisito para el avance económico y la prosperidad, manifestó. Annan aboga por un diálogo inclusivo, la promoción del respeto mutuo y la cooperación, al recordar que los recientes acontecimientos sumen nuevamente a ese estado en la inestabilidad y provocan más desplazamientos de personas.

El extitular de la ONU preside la Comisión de Consulta sobre el estado de Rakhine, creado por el gobierno en agosto pasado para solucionar los conflictos en esa región. Aunque el gobierno asegura que va por los terroristas, las fuerzas de seguridad de Myanmar han sido acusados de llevar a cabo una respuesta violenta, de mano dura contra los rohingyas, unos de los pueblos más perseguidos del mundo, según la ONU. «El problema es el ejército de la antigua Birmania que tiene un registro muy malo cuando se trata de civiles», señaló Phil Robertson, subdirector de la división en Asia de Human Rights Watch. Robertson afirmó que Human Rights Watch tiene testimonios de casos de detenciones arbitrarias, torturas, saqueos por parte de los soldados birmanos y las denuncias de ejecuciones extrajudiciales.

El gobierno, que no reconoce a los rohingyas como uno de los 135 grupos étnicos reconocidos que viven en el país, ha anunciado cientos de detenciones de presuntos agresores y terroristas desde la semana pasada. El Departamento estadunidense de Estado también afirmó que estaba monitoreando el aumento de la violencia en el estado de Rakhine. Aunque han vivido en la antigua Birmania por varias generaciones, el gobierno de ese país afirma que son nuevos inmigrantes, provenientes de Bangladesh, y por lo tanto se les niega la ciudadanía. Cerca de un millón de personas forman la minoría étnica, lingüística y religiosa de los rohingya, un pueblo musulmán discriminado y perseguido durante décadas.

Notimex/JRGA