WASHINGTON,- La parte operativa se está cumpliendo, Barack Obama habrá de entregar la Casa Blanca al republicano Donald Trump en 71 días y el Partido Demócrata, quedará su lider y pocas estrellas en ascenso y requiere de una figura que permita al partido volver por sus fueros.
Y en este análisis que se impone luego de la dolorosa derrota -lo dijo Hillary Clinton-, ahora la pregunta es ¿que anda mal en el partido? es la reflexión del alcalde de Boston, Marty Walsh aduciendo que el fracaso obedece a la hora de conectar con la gente de clase trabajadora que está sufriendo.
Siguiendo con el protocolo, además de ganar la presidencia los republicanos se aseguraron las mayorías de las que disfrutaban en el Senado y la Cámara de Representantes, así como casas de gobernador y cámaras estatales en todo el país. La erradicación de los demócratas se podría decir resultó absoluta con excepción de Iowa y Kentucky.
La derrota de Hillary Clinton, una experimentada política de Washington que buscó territorio común con los republicanos, podría hacer más probable que el partido se vuelva hacia su lado más progresista cuando dirima futuro. Sus mejores ejemplos son el senador por Vermont, Bernie Sanders, al que Clinton derrotó en unas largas primarias, y la senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, una combativa favorita de los progresistas.
«El Partido Demócrata tiene que remodelarse a imagen de ellos y ofrecer una crítica sistémica de la economía amañada que muestre a los votantes que llevaron a Trump a la cima que comprenden por qué están enfadados», dijo Adam Green, cofundador del Progressive Change Campaign Committee.
Los demócratas deben tomar una «decisión consciente de separarse de los villanos corporativos que en gran parte financian sus campañas», afirmó.
La guerra abierta de Trump contra la cúpula del partido en el último año y medio oscureció la extensión de su crisis demócrata, que sólo ahora empieza a enfrentarse.
El senador de Hawaii Brian Schatz pidió una deliberación cuidadosa cuando comience la reflexión interna del partido. «La prisa por recalibrar» la estrategia y el mensaje del partido le preocupa, dijo.
«Los demócratas deben tomarse, no una eternidad, sino semanas y meses para diagnosticar qué acaba de ocurrirnos y por qué», dijo. Los líderes del partido ya están en contacto entre sí y con estrategas, añadió, pero sólo eso no proporcionará respuestas. «Obviamente, hablar sólo entre nosotros no funcionó. Debemos abrir la mente y expandir nuestras agendas más allá de la gente que vive y se mueve en la política de Washington. Eso es lo que nos trajo aquí».
Pero la perspectiva podría empeorar para los demócratas antes de mejorar.
En dos años tendrán que defender unas dos docenas de escaños en el Senado, incluidos al menos cinco en estados profundamente republicanos. Esa votación podría entregar al líder de la mayoría en la cámara alta, Mitch McConnell, una mayoría a prueba de tácticas dilatorias que allanaría más el terreno para una política conservadora.
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