LONDRES,- El cambio no resulta fácil, planear la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, su economía envía señales de advertencia, hay que recordar que ningún intentó antes salir de la UE y entre sus problemas figura la crisis de refugiados, ataques de terroristas así como el desempleo.
El Reino Unido es la quinta economía más importante del mundo, la libra es una moneda global, y miles de empresas extranjeras emplean a millones de británicos. Y mientras tanto, seguirá siendo miembro de la UE al menos por otros 30 meses, los inversores han abandonado la moneda desde la votación a favor del brexit en junio, esperan que Gran Bretaña esté peor cuando se rompan los lazos con su mayor socio comercial.
La libra se ha hundido 18% frente al dólar, a su nivel más bajo en 31 años, y cayó de nuevo la semana pasada después del flash crash del viernes antepasado. Se ha desempeñado un poco mejor frente al euro, pero ahora apenas compra más de una unidad en los aeropuertos.
Las devaluaciones traen algunos beneficios. Los turistas que visitan el Reino Unido están gastando más, a medida que sus dólares/euros/yuanes alcanzan para más, y algunos exportadores británicos se ven beneficiados debido a que sus productos son ahora más baratos en el extranjero.
Pero hay afectaciones también. Gran Bretaña compra mucho más desde el exterior que lo que vende, y el costo de esas importaciones está aumentando. Eso impulsa el costo de artículos cotidianos. El mayor supermercado y principal proveedor de alimentos de Gran Bretaña discutió esta semana sobre quién debe pagar el precio.
Y además, existe el gran riesgo de que el colapso de la moneda desencadene una crisis financiera más amplia que afecte a las acciones y a los bonos.
“Un cambio desde una caída necesaria, y en última instancia útil, en el valor de la libra esterlina… amenaza con convertirse en un movimiento más tóxico”, dijo Kit Juckes, estratega de Societe Generale.
Los funcionarios británicos siguen esquivando las preguntas sobre el tipo de relación comercial que quieren con la UE después del brexit. Ellos no quieren revelar sus cartas antes de que se inicien dos años de duras negociaciones a principios del año próximo.
“Nosotros… vamos a negociar el mejor acuerdo para el pueblo británico”, dijo el miércoles la primera ministra, Theresa May. “Eso incluirá el mejor acceso posible al mercado europeo”. Pero también dejó claro que el Reino Unido quiere limitar la migración de la UE, una posición que va en contra de las reglas del mercado de la UE.
Eso solo puede significar una cosa, de acuerdo con uno de los funcionarios más altos de Europa: un brexit duro y doloroso.
Donald Tusk, quien preside las reuniones de líderes de la UE, dijo que la idea de que el Reino Unido pueda obtener un acuerdo especial que le dé acceso a los mercados de Europa y sin respetar las normas era ilusoria. “En mi opinión, la única alternativa real a un ‘brexit duro’ es un no Brexit”, dijo.
Esquivar las balas económicas y políticas ya es bastante difícil. Ahora, el gobierno de Reino Unido se enfrenta una arremetida legal. Los jueces comenzaron a escuchar un caso esta semana sobre si la primera ministra May puede iniciar el proceso de brexit sin ganar el apoyo de los legisladores.
Se centra en el equilibrio de poder entre la primera ministra y el parlamento. May sostiene que el voto en el referéndum del 23 de junio le da el poder para implementar el brexit. Las personas detrás de la objeción legal dicen que el gobierno no puede anular el acta del parlamento que introdujo al Reino Unido en la UE en los años 1970 sin pedir su aprobación.
Es probable que el argumento llegue hasta la Corte Suprema. El resultado del referéndum no está en cuestión, pero la derrota del gobierno podría dar a los legisladores una oportunidad para presionar por un compromiso con Europa.
Potencialmente mucho más perjudicial es la amenaza de que el brexit podría conducir a una ruptura para el Reino Unido. Los escoceses votaron por un margen claro a favor de permanecer en la UE.
La líder del gobierno de Escocia, Nicola Sturgeon, dijo el jueves que estaba considerando celebrar de un referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido, antes de que el brexit ocurra, para proteger los intereses de su país.
En un referéndum de 2014, el 45% de la gente votó por que Escocia se convirtiera en un país independiente, mientras que el 55% votó en contra de la propuesta.
“Será un nuevo debate; no es una repetición de 2014. No debemos asumir que las opiniones de la gente —sí o no— son las mismas hoy en día”, dijo Sturgeon según el Partido Nacional Escocés.
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