Entre llantos por violencia en Jerusalén, se termina el ramadán : Digitall Post
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Entre llantos y duelo por violencia en Jerusalén, se termina el ramadán para la comunidad musulmana

AFP

Por: AFP

hace 3 años

Entre llantos y duelo por violencia en Jerusalén, se termina el ramadán para la comunidad musulmana

Imagen: AFP

  • El ramadán es una de las celebraciones más importantes para las y los musulmanes.
  • Sin embargo, el estallido de violencia de estos días ha «manchado» esta fecha.
  • Esto es lo que se vive en la región. Entérate.

En la Ciudad Vieja de Jerusalén, la emoción se lee en los ojos de los niños, vestidos con sus camisas más hermosas. Pero, en este fin del ramadán, aunque el cuerpo pida fiesta, el ánimo continúa golpeado por la violencia de los últimos días.

Los primeros rayos de Sol apenas empiezan a despuntar cuando los palestinos van llegando a la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del Islam, para las oraciones matinales del Aíd al Fitr.

Los vendedores ambulantes montan sus puestos de juguetes de plástico en el centro histórico de Jerusalén, en tanto los que venden ka’ak, un gran bagel cubierto de sésamo (una especialidad de la ciudad), intentan convencer a los paseantes.



En la Explanada, los fieles rezan por el fin del ramadán. En la puerta de Damasco, en la muralla que rodea la Ciudad Vieja, dos enormes racimos de globos de helio, con la forma de Mickey y de Spiderman, se elevan hacia el cielo.

La violencia

Hace tan solo 3 días, en esta zona, la policía israelí lanzaba granadas y rociaba con agua a los manifestantes, tras un fin de semana de enfrentamientos en Jerusalén Este, la parte palestina de la ciudad ocupada y anexionada por Israel.

En unos días, centenares de palestinos y varias decenas de policías resultaron heridos en unos choques que, en muchas ocasiones, tuvieron la Explanada de las Mezquitas como escenario.

Desde entonces, la violencia se ha desplazado a la Franja de Gaza, contra la que Israel está perpetrando bombardeos y desde donde grupos armados como Hamás, el movimiento islamista que gobierna en ese enclave palestino, disparan cohetes hacia Israel, apuntando sobre todo contra varias localidades mixtas (judías y árabes).



Más de 80 palestinos han perdido la vida en los bombardeos en los últimos cuatro días, según Hamás, en tanto Israel anunció la muerte de 7 personas en su territorio a causa de los cohetes.

En Jerusalén, de vez en cuando, el estruendo de las granadas aturdidoras rompe con un ambiente tranquilo que, según los lugareños, podría ser engañoso.

«¿Usted ve problemas aquí, ahora? No», dice Jabbar señalando hacia la multitud de palestinos y hacia los policías israelíes apostados en la puerta de Damasco. «Pero eso puede volver a empezar de golpe», asegura.

Línea roja

«Si Dios quiere, todo volverá a estar en orden», confía Fefka, una habitante de Issawiya, un barrio de Jerusalén Este. «La violencia tiene que cesar, pero todo esto no es solo para los colonos», protesta.

«Jerusalén también es nuestro», agrega, denunciando la colonización israelí en el sector palestino de la ciudad.

Hiba y Suyud, de 26 y 21 años, han acudido a la Explanada de las Mezquitas desde el viernes.

Ese día estallaron los enfrentamientos, en un contexto de tensiones por la amenaza de expulsión de varias familias palestinas de sus casas en Jerusalén Este.

«Permanecimos en Al Aqsa mañana y noche», comenta Suyud, en alusión a la gran mezquita de la Explanada. «No queremos problemas (con la policía) pero esta mezquita es nuestra, tenemos que defenderla», afirma el estudiante de Secretaría.

En la explanada, mientras varios niños juegan con un payaso, los palestinos ondean banderas de Hamás y cuelgan pancartas en honor al movimiento islamista. «Jerusalén es una línea roja», reza una de ellas.

En la calle Al Wad, que cruza la Ciudad Vieja, varios peatones lucen la bandera palestina. Muchos llevan una kufiya, el pañuelo que se ha convertido en emblema de la causa.

«Hoy, por el Aíd, nos sentimos tristes, a causa de la situación, de la violencia», explica Hiba, que lleva una kufiya atada a la cabeza. La joven cita los bombardeos en Gaza, los altercados entre judíos y árabes en las ciudades israelíes.

«No podemos estar feliz con lo que está ocurriendo en Gaza y en otras partes», concluye.

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