EL PASO.- Cientos de familias separadas durante años por carecer de documentos migratorios para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, se reencontraron hoy a la mitad del Río Bravo, durante una inusual y breve tregua migratoria. El emotivo encuentro, denominado “Hugs No Walls” (Abrazos No Muros), fue organizado por la Red Fronteriza para los Derechos Humanos, una organización defensora de los inmigrantes, con sede en El Paso, Texas.
El evento, el tercero realizado durante el último año, permitió que integrantes de unas 350 familias pudieran reencontrarse, luego de años de estar separados. Una a una, las familias comenzaron a bajar hacia el lodoso lecho del Río Bravo, vistiendo camisetas de color blanco, los provenientes de México, y de azul, los del lado de Estados Unidos, para un encuentro de sólo tres minutos en los que se abrazaban y lloraban. Miembros de la familia García Soto, cuyos hermanos tenían 27 años de no verse, fueron los primeros en reencontrase a mitad del río. La cita permitió que abuelos abrazaran a nietos que no conocían, que padres estrecharán a sus hijos tras años de no verlos físicamente, que esposos abrazaran a sus esposas y que hermanos, tíos y primos se reencontraran, derramando lágrimas de alegría. La escena se repitió una y otra vez hasta que cerca de 350 familias se reencontraron, en un transcurso de más de dos horas.
Antes de que comenzaran los encuentros, un sacerdote en Ciudad Juárez, del lado mexicano, dirigió una oración diciendo que los abrazos que estaban por atestiguar mostraban “el poder del amor, el don de la compasión, la grandeza de la justicia, el potencial de la esperanza y la posibilidad de la paz”. El evento, organizado con meses de anticipación, ocurre apenas a ocho días de la toma de posesión del presidente estadunidense Donald Trump. Hasta ahora se desconoce si este tipo de encuentros continuarán siendo autorizados bajo la nueva administración. “Estamos entrando en una era de importante riesgo, peligro y desasosiego para el país”, dijo Verónica Escobar, jueza del condado de El Paso, al hablar durante el evento. “Quiero que entiendan aquellos que no son de la frontera, que no existe un solo hombre en la Casa Blanca, ni ningún partido político que pueda cambiar los hechos y las verdades acerca de la frontera”, indicó Escobar.
“Nunca hemos estado más seguros y la frontera es un lugar de oportunidades y de paz (…) No existe hombre o partido político que pueda borrar el amor que existe en nuestra comunidad y en la frontera entre México y Estados Unidos”, aseguró la magistrada. Semanas antes del evento, los organizadores convocan a las familias que quieran reencontrarse, a las que les explican las reglas que deben seguir para la reunión, mientras que éstas se comprometen a acatarlas “bajo un sistema de honor”. En el lado estadounidense, la Patrulla Fronteriza supervisa el encuentro, sin intervenir, confiando en que los organizadores mantengan el orden. Los colores de las camisetas permiten a las autoridades estadunidenses distinguir a las personas que se ubican en uno y otro lado de la frontera.
Fernando García, director de la Red Fronteriza para los Derechos Humanos, dijo que a lo largo de los años ha trabajado estrechamente con la Patrulla Fronteriza para mejorar las relaciones comunitarias, lo que ha permitido la realización de este tipo de encuentros. García consideró que las muestras de amor de las familias separadas son una forma de protesta ante las políticas inhumanas decretadas contra los inmigrantes indocumentados.
Notimex/JRGA