CALI, COLOMBIA,- Los frijoles así como otras legumbres se consideran súper alimentos del futuro por su vasta distribución geográfica, su alto valor nutritivo y su reducido consumo de agua. Por ello una organización internacional dedicada a mejorar la alimentación trabaja a contrarreloj para preservar la diversidad biológica.
Para ello en un banco de semillas del campo colombiano, se guarda la mayor variedad de frijoles y de mandioca del mundo, así como otras especies que podrían evitar graves problemas. Las plantas son elementos vitales de nuestro ecosistema que nos alimentan, nos dan el oxígeno que respiramos y los medicamentos que nos curan. Pero una de cada cinco especies está en peligro de extinción.
Según un informe elaborado en mayo por expertos del Real Jardín Botánico de Kew, en Gran Bretaña, la mayor amenaza es la destrucción de zonas de cultivo por la producción de aceite de palma, la deforestación a manos de la industria maderera y la construcción de edificios e infraestructura. El recalentamiento global, causante del cambio climático, también podría reducir las áreas con condiciones propicias para el cultivo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el mundo perdió 75 por ciento de la diversidad de plantas entre 1900 y 2000.
“Ni siquiera sabemos qué tenemos, y perdemos lo que tenemos. ¿Por qué no tratamos de corregir un poco?”, propuso Daniel Debouck, del Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT), en Colombia, en diálogo con IPS.
Alrededor de 30 por ciento de lo que se planta permite cubrir 95 por ciento de las necesidades energéticas procedentes de la alimentación, según la FAO. Pero depender de unos pocos cultivos agrava las consecuencias de las malas cosechas.
Numerosos botánicos ya toman medidas extremas para salvar a las especies que consideran de mayor utilidad. Hay unas 7,4 millones de muestras en bancos de semillas en todo el mundo, y aún así, todavía queda una gran brecha por salvar.
Bien al norte, en el permafrost, la capa más profunda del suelo en las zonas frías y a unos 1.300 kilómetros del círculo polar ártico, está la Bóveda Global de Semillas Svalbard, conocida como bóveda del fin del mundo, que es un banco mundial enterrado en la ladera de una montaña y con más de 860.000 muestras de unas 5.100 variedades y especies de plantas.
Y en un cañaveral verde, cerca de Cali, la tercera mayor ciudad de Colombia, se ubica otro banco de semillas, con la mayor colección de frijoles del mundo, ubicada en un viejo laboratorio de mejoramiento de carnes. El almacén preserva algunos de los cultivos básicos más importantes y contiene unas 38.000 muestras de distintas formas, tamaños y colores.
Las variedades desarrolladas en el CIAT permiten alimentar a unas 30 millones de personas en África. Cada mes de septiembre, parte un gran cargamento de muestras de semillas hacia Svalbard, Noruega, como respaldo para su preservación.
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