PARÍS,- La fuerte polémica originada por la prohibición del bañador islámico «burkini» y la amenaza terrorista no obligarán al presidente francés Francois Hollande a declarar el «Estado de excepción»; después de un discurso sobre el terrorismo, el laicismo y la Unión Europea (UE) entre otros temas, respondió a numerosos argumentos de los candidatos de la derecha francesa a las elecciones presidenciales del año próximo.
Según Hollande un “Estado de excepción” en Francia para luchar contra el terrorismo “suspendería” el estado de derecho en el país y “no aseguraría la protección de los franceses”.
El jefe de Estado se refirió también a la polémica creada por la prohibición de presidentes municipales franceses durante el mes de agosto, principalmente de la derecha francesa, del bañador islámico “burkini” en algunas playas francesas.
“No, los principios constitucionales no son argucias jurídicas. Mientras sea presidente de la República (francesa) no habrá legislaciones de circunstancias, tan inaplicables como inconstitucionales”, añadió Hollande en referencia al “burkini”, cuya prohibición fue anulada por el Consejo de Estado de Francia.
En su discurso Hollande realizó continuas menciones al Islam del que dijo que “puede adaptarse al laicismo de Francia”.
También subrayó que “la democracia vencerá al terrorismo” que golpea a Francia duramente desde el 7 de enero de 2015 con numerosos atentados.
“La democracia será más fuerte que la barbarie que le ha declarado la guerra aunque el combate será largo, agotador, difícil”, comentó el presidente galo.
Hollande comentó también su visión de Francia y abogó por una Europa unida por encima de los nacionalismos, en referencia a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (brexit).
El discurso fue interpretado por numerosos analistas franceses como una declaración de principios de cara a una candidatura a su reelección en las elecciones presidenciales de la primavera del año próximo en Francia, aunque Hollande no realizó ninguna mención explícita a esta.
La víspera, un sondeo mostró que casi nueve de cada diez franceses, el 88 por ciento, no desean que el presidente socialista se presente a la reelección para un segundo mandato, y varias encuestas más le dan como derrotado en la primera vuelta de las elecciones en el caso de que se presentara.
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