LAKELAND,- En los últimos cuatro años -Kyle Cook- de 31 años de Florida sobrevivió a la caída de un rayo, la picadura de una araña venenosa y más recientemente a la mordedura de una víbora de cascabel en el patio trasero de la casa donde vive en Lakeland, al suroeste de Orlando. ¿Qué se puede decir, mala suerte o es increíblemente afortunado?.
«Necesito conseguirme una burbuja (protectora)», declaró Cook al periódico The Ledger.
Su padre, Mike Cook, ve lo ocurrido de otra manera. «Es la ley de Murphy andante», dijo Cook padre.
El 11 de agosto, Cook hijo casi terminaba de cortar el césped en la casa que renta su familia cuando escuchó un fuerte repiqueteo. Primero pensó que era el ruido de una cigarra. Después que era la podadora y la apagó.
En ese momento vio que a unos 90 centímetros (tres pies) de su pie derecho estaba la víbora enrollada. Calculó que el animal tenía 1,5 metros de largo y el diámetro de la lata de una gaseosa. Después de quedarse por un momento congelado por el miedo, Cook dijo que echó atrás su pie izquierdo y pisó un palo. El ruido al parecer provocó a la víbora, que le mordió el tobillo.
Dijo que todo sucedió muy rápido. «Ni siquiera vi que me mordiera», señaló Cook. «Sólo grite y corrí hacia mi esposa».
La esposa de Cook hijo, Sara, dijo que le lavó la herida y llamó al número de emergencias para casos de envenenamiento. Después lo llevó en vehículo a una unidad de emergencias en el hospital en Lakeland.
Cook, quien se dice ser un «tipo más que imponente», afirmó que los médicos le indicaron que los colmillos de la víbora no penetraron más allá de una capa de tejido adiposo.
«Dijeron que el tejido me salvó la vida porque no permitió que (el veneno) penetrara en el torrente sanguíneo», afirmó. Señaló que pasó una noche en el hospital y le pusieron una dosis de antídoto.
Cook dice que todavía tiene dolor y cojea un poco al caminar.
El 12 de agosto de 2012, Cook conducía una barredora con un equipo de construcción. Cuando llegaba una tormenta se atascó el vehículo. Salió de la cabina para liberar la unidad y un rayo cayó a unos tres metros (10 pies) de distancia.
La electricidad recorrió un charco, alcanzó las cerdas metálicas de la barredora y llegó hasta su mano izquierda. La corriente lo arrojó a 1,80 metros de distancia y quedó inconsciente durante un minuto.
«Fue como si Mike Tyson me hubiera golpeado con un mazo en la quijada», recuerda.
Los médicos dijeron que Cook sufrió un ataque cardiaco leve. Todavía sufre una combinación de dolor neurálgico y pérdida de sensación en el lado izquierdo.
La picadura de araña sucedió en abril, cuando trabajaba como conductor de un camión. Cook estaba sentado en una tarima cuando una araña reclusa le picó la mano izquierda.
Como quería recibir su cheque de pago, Cook continuó trabajando mientras la mano se le hinchaba y el dolor se volvió insoportable. Fue a un hospital y los médicos le drenaron con cirugía la acumulación de toxinas.
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