IRÁN.- Hace dos décadas que se debate en torno a si las mujeres pueden optar al cargo de las elecciones presidenciales que deben celebrarse en cinco meses. El todopoderoso Consejo de Guardianes todavía no se ha pronunciado. El dilema radica en el artículo 115 de la Constitución.
El mismo estipula que el presidente debe ser elegido entre «los hombres políticos y religiosos» («rayul siasi va mazhabi», en farsi), así como tener la nacionalidad iraní y capacidad administrativa, entre otros requisitos. Hasta ahora, todos los presidentes de la República Islámica han sido varones, al igual que todos los candidatos que pasaron la criba del Consejo de Guardianes, aunque sí hay mujeres diputadas y en altos puestos gubernamentales.
«Rayul» es un término árabe, muy empleado en persa, que significa literalmente hombres, lo que excluiría a las mujeres de la Presidencia, pero que para muchos debe interpretarse de forma más amplia como «personalidades».
Así opina el clérigo reformista, Abdulhami Jedri, quien considera que «en los principios de la jurisprudencia se ha citado ‘rayul’ con un significado general que incluye tanto a hombres como mujeres», y que el hecho de que se especifique a los primeros se debe a la costumbre.
«Las mujeres, en caso de que cumplan con los demás requisitos generales, no tienen ninguna limitación para ser presidentas (…) No sería extraño que en las elecciones de este año tengamos candidatas finalistas», dijo a Efe Jedri.
Por su parte, la diputada y vicepresidenta del comité de mujeres, Tayebe Enayati, defiende que varios artículos de la Constitución reconocen la igualdad de derechos políticos de hombres y mujeres, y que en el Corán también aparece «rayul» con un significado general. «El artículo 115 no puede ser una excepción.
‘Rayul Siasi’ es la persona responsable de la gestión política general del país, y esta capacidad la puede tener cualquier genero», subraya en una entrevista con Efe en la sede del Parlamento.
Sin embargo, esta ambigüedad lingüística no ha sido a día de hoy resuelta, cuando quedan menos de cinco meses para las próximas presidenciales, dejando de nuevo en el aire si, de ser rechazadas las candidatas mujeres, el motivo será el incumplimiento de los requisitos generales o su propio género.
Acabar con esta incógnita depende del Consejo de Guardianes, formado por seis clérigos y seis juristas con las prerrogativas de interpretar la Constitución, supervisar las elecciones y aprobar a los candidatos a la Presidencia.
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