Más de mil bomberos continúan trabajando para controlar el gigantesco incendio forestal en el centro de Portugal, que al momento ha cobrado la vida de 63 personas.
Las altas temperaturas que han alcanzado los 40°C han acompañado el incendio que comenzó el pasado sábado y las llamas siguen avanzando hacia las colinas boscosas de Pedrogao Grande, en donde mil bomberos y 700 vehículos, además de 11 aviones, luchan por controlar el fuego.
En las colinas situadas entre las localidades de Podrogao Grande, Figueiro dos Vinhos y Castanheira de Pera, que destacaban por la existencia de eucaliptos y pinos, la devastación era total en las áreas quemadas.
Según las autoridades, gran parte de las víctimas murieron en sus vehículos al verse rodeados por las llamas cuando circulaban por la nacional 236 que enlaza Figueiro dos Vinhos con Castanheira de Pera el pasado sábado.
La mayoría de las víctimas identificadas «murieron en su casa, que no habían dejado a tiempo», subrayó el primer ministro, Antonio Costa, instando a la población a respetar las órdenes de evacuación.
La policía judicial «pudo determinar que una tormenta seca causó el incendio», descartando la pista criminal, tras haber hallado un árbol alcanzado por un rayo.