* La ciencia avanza a pasos agigantados, tanto que ahora ya se pueden trasplantar órganos que nunca imaginamos, como el útero, y con ello hasta dar a luz.
En Brasil nació el primer bebé de un útero trasplantado a una mujer estéril, la donante fue una mujer fallecida.
Los hechos habrían ocurrido hace un año y de acuerdo con la revista científica The Lancet, hoy en día, la bebé sigue creciendo sanamente.
Los doctores señalaron que 7 meses después del nacimiento, el bebé se encontraba bien con un peso de 7.2 kilos y era amamantada por su madre.
EL TRASPLANTE
La operación se realizó en 2016, la receptora tenía 32 años de edad. Nació sin útero, debido al síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser.
Aunque según los doctores, previo a tener un útero nuevo, se sometió a una fecundación in vitro (FIV).
La donadora era una mujer de 45 años fallecida a causa de un derrame cerebral, además fue donante de varios órganos.
La operación duró un total de 10 horas y media, seguida de un tratamiento inmunosupresor para evitar el rechazo del órgano.
Pasaron 5 meses y la mujer tuvo sus primeras menstruaciones, con total normalidad normales.
Al cabo de 7 meses, y con un embrión in vitro, el embarazo se inició.
LA BEBÉ
El nacimiento se dio el 15 de diciembre de 2017, el bebé nació por cesárea a las 36 semanas de gestación.
Pesó 2.550 kilos y en perfecto estado de salud.
Tras el nacimiento el útero fue retirado para cesar el tratamiento inmunosupresor, que era muy duro para la paciente.
El niño y la madre dejaron el hospital después de tres días.
La primera donación de un útero fue de una mujer con vida, en 2013 en Suecia, y a partir de entonces se han realizado 39 trasplantes.
De esos, sólo 11 han llevado a cabo la maternidad con éxito y las nuevas mujeres han podido dar a luz.
Este logro permitiría a muchas mujeres infértiles poder lograr el sueño de ser madres naturalmente.
Foto: Pixabay
También te puede interesar:
Científico asegura que modificó el ADN de bebés gemelos
La primera bebé “in vitro” cumple 40 años, con todo y homenaje
Úteros artificiales, en 10 años