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Por ‘factor Trump’, países bálticos se preparan contra Rusia

Por ‘factor Trump’, países bálticos se preparan contra Rusia

RIGA,- En las últimas semanas los tres estados bálticos -Estonia,Lituana y Letonia-  se han convertido en la frontera de la nueva Guerra Fría, han firmado acuerdos militares con EEUU y con ello formalizar la futura presencia de tropas estadounidenses en sus países.

Esta firma, además de autorizar la formación y los ejercicios militares conjuntos, da cobertura legal al despliegue de fuerzas estadounidenses en estos territorios. Y la fecha, pocos días antes de la toma de posesión del presidente Donald Trump, no ha sido casual.

El nuevo inquilino de la Casa Blanca asustó a las autoridades bálticas (y a muchos de los socios de EEUU) durante la campaña electoral cuando, al ser preguntado si acudiría en apoyo de Estonia, Letonia o Lituania en caso de una invasión rusa, respondió: “Tenemos muchos miembros de la OTAN que no están pagando sus cuentas”.



Minutos después matizó que “si cumplen con sus obligaciones hacia nosotros, entonces sí”. En todo caso, la ambigüedad de la respuesta ha provocado inquietud ante la posibilidad de que, a la hora de la verdad, la Administración Trump abandone a su suerte a estas pequeñas naciones.

Aquí el temor a la vecina Rusia es real, y va en aumento, especialmente después de la anexión de Crimea y la crisis en Ucrania. Letonia y Lituania tienen los presupuestos militares que más rápido han crecido en el mundo desde 2014, según la consultora de defensa IHS Jane’s. La sensación de amenaza se ha incrementado aún más desde que el pasado otoño Moscú desplegase misiles balísticos Iskander en el enclave ruso de Kaliningrado, entre Lituania y Polonia.

Pero, conscientes de que ninguno de los tres países tendría la más mínima oportunidad frente al ejército ruso (las fuerzas armadas de Estonia, por ejemplo, apenas tienen 6.000 miembros), los Gobiernos bálticos han optado por desarrollar estrategias de defensa que impliquen a la población. Los tres países cuentan con Ligas de Defensa Civil de unos pocos miles de miembros.

La más numerosa, la de Estonia, que cuenta con 25.400 voluntarios, organiza entrenamientos cada fin de semana en los que sus miembros -trabajadores, amas de casa, adolescentes y, en suma, personas normales- aprenden técnicas de supervivencia, identificación de vehículos militares rusos e incluso fabricación de explosivos improvisados. Además, las autoridades han distribuido miles de rifles de asalto AK-4 entre la población civil.



“La mejor disuasión no son solo los soldados armados, sino también los ciudadanos armados”, explicó recientemente el General de Brigada Meelis Kiili, comandante de la Liga de Defensa estonia, en una entrevista con el diario “The New York Times”. “La actividad guerrillera debería empezar en un territorio ocupado justo después de la invasión. Si quieres defender tu país, te entrenamos y proporcionamos las condiciones para hacerlo de la mejor manera posible”, indicó.

Lituania ha reintroducido el servicio militar obligatorio, y ha editado una guía de 75 páginas explicando a los ciudadanos qué hacer en caso de una invasión rusa. Y este temor no se limita a los países bálticos: Polonia ha organizado talleres de autodefensa para mujeres que puedan servir como base para crear una “cultura de la defensa” en el país. A mediados de diciembre, el Gobierno de Suecia envió avisos a las autoridades locales para que estén equipadas para lidiar con “posibles situaciones de guerra”, en el marco de la llamada “Estrategia de Defensa Total”.

“La situación de seguridad en nuestra región se ha deteriorado y por lo tanto debemos prepararnos en términos de guerra y conflicto”, ha declarado Magnus Dyberg-EK, director de la Agencia de Contingencias Civiles. “Esta estrategia no es nueva. La usamos durante la Guerra Fría y ahora reforzará la coordinación en materia de defensa civil”, indicó. El año pasado, el país destinó 6.200 millones de coronas adicionales (casi 654 millones de euros) a mejorar sus capacidades de defensa antes del 2020.

“Tenemos que estar preparados y ser miembros activos de la OTAN. Pero no porque nos estemos preparando para la guerra, sino al contrario: para mostrar que si Rusia decide intentar algo, para ellos tendrá un coste importante. Esa es la estrategia de los países bálticos”, afirma Andis Kudors, director del Centro de Estudios sobre Política de Europa del Este, radicado en Riga.

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