La siguiente escena te debe de ser familiar, estás en tu casa, sin problemas, jugando una partida de tu título favorito; cuando llega alguien a decirte que eso no te dejará nada, que mejor te pongas a estudiar. No importando si eres el de peor promedio en el salón o sólo sacas 10 y 9, el reclamo siempre es el mismo.
Bueno, ahora te presentamos el escenario inverso, donde un padre de familia decidió que lo mejor para su hijo no era estudiar, sino jugar videojuegos.
La historia comienza en Suecia, donde Lucas Hakansson, no era el mejor en la escuela; sus calificaciones eran pésimas y sufría de depresión y ansiedad. Sin embargo, todo eso desaparecía cuando estaba frente a un interactivo, siendo siempre uno de los mejores, no sólo de sus amigos o localidad, sino del país.
Así, un día su papá se acercó a él, después de hablar con los directivos de su escuela; le dijo sin rodeos que ya no iría más a la escuela, que si jugar videojuegos era lo suyo, se dedicara a eso de tiempo completo.
Sólo tenía una condición, demostrar que de verdad podía ser un profesional del ramo, pues no admitiría que se diera por vencido a la mitad y regresará a la escuela; tenía que tomarlo seriamente, como cualquier otra profesión en el mundo.
Lucas estuvo de acuerdo y contento con la decisión de su padre. Se dedicó a jugar 18 horas al día, mientras que su padre lo apoyó en todo momento; incluso llegando a hacer las tareas de limpieza diarias con el fin de que su hijo que convirtiera en Pro Gamer.
Al final todo dio frutos; pues Lucas fue contactado y firmado por el equipo de Overwatch, Houston Outlaws, quienes participan actualmente en la Overwatch League que reúne a los mejores jugadores del mundo en la especialidad. Ahora el joven vive en Estados Unidos y señala que siempre le estará agradecido a su padre por darle la oportunidad de cumplir su sueño.