NUEVA YORK.-  Steve Bannon se ve a si mismo como Thomas Cromwell, al igual que su predecesor Tudor Thomas Cromwell; ha acumulado el poder de un maestro errático y cambiante que podría personificarlo.

Junto con su compañero Stephen Miller se encargaron de diseñar «prohibido viajar» y aquellas mentes inquietas después del triunfo logrado por Donald Trump en noviembre en una entrevista con The Hollywood Reporter, se regodeó de la derrota de sus adversarios políticos en ambos partidos y predijo un realineamiento populista-nacionalista que permitiría a personas como él «gobernar durante 50 años».

A mediados de noviembre, The Hollywood Reporter reiteró sobre la afirmación de Bannon de que Trump propondría un enorme programa de inversión en infraestructura que escandalizaría a los conservadores. Pero tras el caso que Bannon ayudó a producir en los primeros días de gobierno de Trump, el Washington Post ha vuelto a examinar la entrevista y otras declaraciones de Bannon para discernir su visión del mundo.

Lo que salta a usted ahora es la comprensión del ex ejecutivo de Breitbart de su papel y de Trump. He aquí un pasaje clave del artículo de The Hollywood Reporter:

Es menos que obvio cómo Bannon, ahora uno de los cerebros estratégicos oficiales de la operación de Trump, sincroniza con su jefe, famoso no demasiado estratégico. Cuando Bannon asumió la campaña de Paul Manafort, había muchos en el círculo de Trump que se habían resignado a la inevitabilidad del candidato que no escuchaba a nadie.

Pero aquí también había una visión de Bannon: cuando la campaña parecía estar en la caída libre o en el desorden, era quizá el objetivo principal. Mientras que Clinton estaba en gran parte ausente de la campaña de campaña y concentrándose en cortejar a sus donantes, Trump estaba hablando a la creciente multitud de 35.000 o 40.000.

«Él lo consigue; Él lo consigue intuitivamente «, dice Bannon, quizás todavía sorprendido de haber encontrado un recipiente ideal.

No es de extrañar, entonces, que Bannon se identifique con otra figura histórica que guió a un famoso príncipe errático hacia objetivos revolucionarios:

-Yo lo soy -dice con entusiasmo-, Thomas Cromwell en la corte de los Tudor.

Cromwell, durante un tiempo el canciller de Henry VIII y consejero principal, ha ganado la fama en ambos lados del Atlántico vía la trilogía de Hilary Mantel autor de novelas comprensivas. Serie protagonizada por Mark Rylance como Cromwell y Damian Lewis como su «moody «monarca.

La visión tradicional de Cromwell era como una influencia malvada sobre Enrique, explotando los deseos sexuales y financieros del rey para ganar un poder enorme, llevando al despojo de los monasterios y a la elevación vangloriosa de Enrique en la cabeza de la iglesia y el estado. Mantel disiente tomando en serio las propias convicciones religiosas protestantes de Cromwell, y lo ve más como una figura trágica que fue en última instancia superado por los rivales conservadores y desgraciadamente sacrificado por Henry en uno de sus cambios de marca de dirección.

Pero la mayoría está de acuerdo en que Cromwell fue el arquitecto y la víctima del poder real. Y eso es lo que hace que la identificación de Bannon con Cromwell sea fascinante, como lo señaló el gran historiador de la Reforma Tudor, Diarmaid MacCullough, entrevistado por el Post para obtener información sobre la Corte de Trump:

La analogía – si va a funcionar – es que Bannon tiene su propia agenda, que tratará de usar Trump e intentará explotar el poder que  le ha dado, sin que su maestro siempre se de cuenta.

Como Bannon seguramente sabe, Cromwell terminó con la cabeza en un lucio, no mucho después de que él diseñó el juicio de traición falsificado y la ejecución de la reina Ana Bolena. Aunque, por supuesto, la Reforma llegó a tener raíces permanentes en Inglaterra a través de la hija de Anne, Isabel.
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