Se llama CIMAvax, es uns vacuna terapéutica que ha demostrado ser efectiva en prevenir la aparición o progreso del cáncer de pulmón en sus primeras etapas en adultos de alto riesgo. La idea de una vacuna para el cáncer resulta tentadora para Estados Unidos, que no han podido utilizarla pese a las investigaciones en Cuba que han demostrado que prolonga la vida.
El levantamiento del embargo comercial no sólo significa que Estados Unidos tiene acceso a los cigarros cubanos y al ron, también representa una colaboración con el sistema médico cubano. Entre los cambios emitidos por el Departamento del Tesoro, declarados el 14 de octubre, han hecho legal que Estados Unidos importe fármacos cubanos sin violar el embargo.
Eso significa que las entidades norteamericanas no necesitarán permiso del gobierno para colaborar con investigadores y fabricantes de medicamentos cubanos, un cambio que acelerará el proceso de presentar medicinas provenientes de la isla ante los ojos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
«Estamos muy emocionados al respecto porque va a ser mucho más fácil que en el futuro colaboremos a un nivel de ciencia básica», dijo el Dr. Thomas Schwaab, inmunólogo experto y jefe de estrategia en el Instituto del Cáncer Roswell Park, en Nueva York. El centro encabezó esfuerzos en 2011 para conseguir permiso del Departamento del Tesoro para un trabajo en conjunto con el Centro de Inmunología Molecular de La Habana, la entidad detrás de la CIMAvax.
La vacuna fue desarrollada en los años noventa y aprobada por reguladores cubanos en 2008. Hoy en día, 4.000 pacientes alrededor del mundo ya la han usado, incluyendo a 1.000 en Cuba.
«CIMAvax fue aplicada en todo el mundo a miles de pacientes. Realmente los estadounidenses se han perdido la oportunidad de usarlo», dijo Schwaab. «No será un medicamento milagroso, pero tendrá un impacto significativo en el tratamiento que le damos a los pacientes de cáncer de pulmón».
Bajo el embargo, las entidades estadounidenses que estaban interesadas en trabajar con instituciones cubanas, necesitaban una licencia especial del Departamento del Tesoro antes de hacerlo. En ocasiones, el proceso podía tardar más de un año y su aprobación no estaba garantizada. Si la colaboración requería importar algún medicamento cubano, después del permiso del Departamento del Tesoro, el producto tenía que pasar por un proceso de revisión de la FDA para medicamentos internacionales, el cual incluye pruebas clínicas.
Importar los insumos desde Cuba durante o después de las pruebas era otro reto debido a las restricciones del embargo. «¿Cómo traes la medicina desde Cuba a Estados Unidos? Es un país embargado», dijo Schwaab.
Cuando Schwaab y sus colegas decidieron que querían trabajar en el Centro de Inmunología Molecular en 2011, tuvieron que atravesar por todo el proceso con el Departamento del Tesoro antes de poder colaborar con el equipo cubano. Luego de una misión comercial a Cuba en 2015, Roswell Park firmó un acuerdo con la institución establecida en La Habana para intentar llevar la CIMAvax al mercado norteamericano.
A principios de este año, los grupos de investigadores finalmente llegaron a la etapa de revisión de la FDA, y esperan iniciar pruebas clínicas a finales de este año. Gracias a las nuevas medidas, ahora ya pueden importar los medicamentos necesarios para las pruebas y seguir avanzando.
CIMAvax no es la única vacuna cubana con un futuro prometedor. Entre otras se encuentra Nimotuzumab, la cual se puede convertir en una herramienta efectiva para combatir los tumores cerebrales; así como Racotumomab, que ha sido sometida a pruebas en pacientes con cáncer de pulmón, cáncer de mama y melanoma. El país también ha prometido una vacuna contra el dengue, y un medicamento para tratar las úlceras que surgen en los pies de los enfermos de diabetes, que también podrían despertar el interés de los médicos norteamericanos.
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