* 19S 2017, será un día que recordaremos en México por siempre, pues tal como había sucedido en 1985 la tierra volvió a cimbrar y puso sobre la mesa la fragilidad y la vulnerabilidad del ser humano ante el gran poderío y fuerza de la naturaleza.
El jueves 7 de septiembre de 2017 a las 23:49 horas se registró un movimiento telúrico sin precedentes; el cual registraría 8.2 grados de magnitud en la escala de Richter, un movimiento que tuvo su epicentro en el mar, aproximadamente a 133 kilómetros de Tijijiapa, Chiapas. Los datos fueron aterradores pero mucho más los resultados.
Un aproximado de 32 muertos y más de 110 mil inmuebles dañados en la zona del Istmo, pero con cifras incontables de miedo, dolor y zozobra en los miles de oaxaqueños y chiapanecos afectados. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el sismo fue el más fuerte de la zona en tres décadas.
Más tarde, apenas unos días después de tal tragedia, la tierra volvía a sacudirse, ahora como si se tratara de un presagio apocalíptico. El 19 de septiembre, exactamente 32 años después del terremoto más mortífero registrado en el país, los capitalinos volvían a vivir la pesadilla, dejando a esta fecha histórica por partida doble.
Con una intensidad de 7.1 grados en la Richter, el sismo tuvo su epicentro al sureste de Axochiapan, Morelos, afectando a Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero, Oaxaca y por supuesto la Ciudad de México.
Hasta el martes 26 de septiembre la Coordinación Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, arrojaba la cifra de 324 muertos a consecuencia del sismo de este nuevo 19 de septiembre. 86 personas en la CDMX, 73 en Morelos, 45 en Puebla, 13 en Edomex, 6 en Guerrero y uno en Oaxaca.
Miles de edificaciones distribuidas en los seis estados quedaron seriamente afectadas o en el peor de los casos derrumbadas. Sin embargo, en ambos catastróficos eventos, los mexicanos mostraron a su propio país y al mundo que México se levanta, se apura para ayudar y se une.
Solidaridad. Indiscutiblemente en los sismos de 2017, México ilustró el significado de solidaridad. Tal como fue hace 33 años, se demostró que el pueblo mexicano sin importar las generaciones es un pueblo que se une y ayuda. Sin importar si eran generación x, millennials, centennials, generación z, miles de jóvenes y adultos salieron de sus casas para ayudar a quien lo necesitaba. Al pasar de los días, la convocatoria por redes sociales era abrumante, millones de publicaciones organizando colectas, centros de acopio, solicitando apoyo de todo tipo de especialistas; psicólogos, doctores, enfermeras, albañiles, ingenieros, amas de casa, estudiantes, oficinistas se quitaron la etiqueta y se unieron a una sola causa: ayudar.
Más prevención sísmica. Luego del sismo de 1985, la cultura de prevención sísmica se volvió el pan nuestro de cada 19 de septiembre, sobre todo en la capital del país. Sin embargo, es importante recalcar que a pesar de los simulacros y los especiales televisivos de cada año, muchos de nosotros habíamos relajado las medidas. El septiembre del 2017 nos enseñó que nunca debemos bajar la guardia, por ello es importante recordar siempre que debemos tener a la mano una mochila de emergencia en donde coloquemos ropa, medicinas, radio portátil con baterías, silbato de emergencia, llaves de casa, papeles importantes, agua potable y algo de comida enlatada, aún un año después de la tragedia esto debe de permanecer presente.
También debes asegurarte de identificar una ruta de evacuación adecuada tanto en tu domicilio como en la escuela y el trabajo. Ubica triángulos de vida en tu hogar y tenlos en la mente siempre, enséñaselos a tus hijos y familiares.
Alertas sísmicas. Actualmente la alerta sísmica ha sido uno de los mayores logros ante estos eventos, gracias al aviso previo del movimiento. No obstante será importante que este tipo de servicios de monitoreo se mantengan, se operen de manera correcta y se amplíen a otros estados que no cuentan con este servicio.
Asimismo, nos recuerda que en materia científica nos falta bastante, pues se deberá poner más atención a los apoyos que reciben los especialistas dedicados a la geofísica y al estudio de los sismos.
Exige códigos de construcción claros. Una de las grandes lecciones que nos dejó el 19 de septiembre de 2017, es que se necesitan adecuar los códigos de construcción, así como hacer de su aplicación una cuestión estricta y clara.
Se requiere además, monitoreo constante de las construcciones que se encuentren dentro de zonas con alta sismicidad. Si notas algún inmueble que parezca no responder a normas de seguridad, que no cuente con salidas de emergencia o que sospeches no esté bien construido es importante que notifiques a las autoridades y a quién se pueda para que sean revisados. También será importante que se exija un documento que avale la seguridad de los edificios que habitamos, tanto de casas o departamentos como de escuelas y oficinas.
La corrupción mata. De este siniestro aprendimos que la corrupción es el arma más mortal del ser humano. Algunas constructoras dieron prioridad a que las construcciones fueran lo más rentables posibles, esto sin importar el costo humano que significaría regatear en la calidad de los materiales. Por desgracia este sismo que sacudió a México nos mostró que existen sobornos de proporciones enormes, que el amor por el dinero gana siempre y que la ética de los profesionales y servidores públicos es cuestionable.
Por ello es importante y de una enorme responsabilidad que la ciudadanía exija cada vez más la transparencia en el otorgamiento de licencias de construcción. El gobierno y las autoridades deben verificar el cumplimiento de esas normas y reprobar el uso de materiales de menor calibre, pues el riesgo es mortal.
Por: Viri Escotto C.
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