Las autoridades de Curitiba reforzaron el sábado la seguridad antes de la llegada del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que debe empezar a purgar en esa ciudad del sur de Brasil una condena a 12 años y un mes de cárcel por corrupción.
Lula anunció ante miles de seguidores en las afueras de Sao Paulo que se entregaría, en cumplimiento de la orden de arresto dada por el juez Sergio Moro, y debería ser trasladado durante el día hasta Curitiba, capital del estado de Paraná, a unos 400 km de Sao Paulo.
La policía decidió alinear barreras de agentes y de vehículos para mantener separados por unos 30 metros a partidarios y adversarios del exmandatario de izquierda (2003-2010), que será encaminado a la sede de la Policía Federal (PF).
«Todo eso es para que no se mezclen, para que no haya peleas», explicó un comandante del Batallón de la Policía de tránsito, el teniente coronel teniente-coronel Naasson Polak.
Desde el mediodía, bajo un sol abrasador, simpatizantes de Lula empezaron a llegar al lugar.
Lula «fue el mejor presidente de Brasil, hizo una revolución social, su prisión es injusta e ilegal», dijo a la AFP Eunice Campos, una psicopedagoga de 60 años.
Un manifestante que vestía una remera identificada con un grupo de «derecha de Curitiba» se introdujo en la masa de camisetas rojas de los partidarios de Lula; fue rápidamente rodeado por los partidarios del exmandatario, que «lo invitaron a retirarse», bajo un enjambre de cámaras de televisión.
«No sé por qué me insultan», decía, asegurando estar movido por «intenciones pacíficas», mientras era tratado de «golpista» y «fascista».
Hacia media tarde, empezaron a mostrarse los adversarios de Lula.
«Estamos aquí para mostrar que no queremos más impunidad. El pueblo despertó», dijo Thais Taques, una recepcionista de 33 años.
«Lula se burla del pueblo. Fueron muchos años de corrupción, Y miren cómo están la seguridad pública, la salud, la educación», agregó la mujer, que vestía una camiseta con la imagen del diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, candidato a las elecciones presidenciales de octubre.
Lula será alojado en una celda especial de la PF, de unos 15 metros cuadrados, con baño privado.
La sala es «bastante humanizada, bastante tranquila, un ambiente agradable, pero nada especial», refirió Jorge Chastalo, jefe del equipo de custodia de la sede policial.
Lula tendrá derecho a una visita semanal de familiares cercanos y durante dos horas al día podrá tomar «baños de sol», es decir, recreos al aire libre.
Con información de AFP.