CIUDAD DE MÉXICO.- El transporte que implica dotar de combustible a la Ciudad de México se relaciona con el precio de la misma, pero además, ahora sabemos que -en teoría- la gasolina que utilizan los propietarios de automóviles en la CDMX y áreas conurbadas es de otro tipo de octanaje, por ello el precio.
Solo le faltó aducir al funcionario de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo Ignacio, que debido a la altura de la Ciudad de México, los automóviles requieren de un combustible que en algunos momentos compensa su fuerza con aditivos. Y la que se ha vendido por tiempo inmemorable en México, es mala.
Desde luego todos los funcionarios inmiscuídos en torno a la flexibilización de los mercados de gasolinas y diesel, se han convertido en verdaderos expertos en la materia al aducir sobre la diferencia de precios. La calidad de los combustibles en la CDMX es diferente y el ajuste en la calidad se refleja al pagar un mayor costo.
Sin embargo se debe aclarar que el gobierno federal ha recaudado 114,449 millones de pesos por el impuesto al consumo a gasolinas y contra todo lo que se supone -debido a los precios- en la costa del Golfo en Estados Unidos el precio es de 2.28 dólares por galón (3.78 litros); la conversión indica que un litro de gasolina en EEUU cuesta 10.52 pesos cuando en México oscilaba en 13.57 pesos por litro.
Ante la sobreoferta de petróleo que deprimió los precios internacionales de crudo y abarató la gasolina en EEUU, el gobierno mexicano recauda ingresos adicionales gracias al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS),implantado originalmente para igualar los precios del combustible de México con el de EEUU.
En un momento en que la administración de Enrique Peña Nieto hace recortes al gasto público y buscará reordenarlo en 2016, está recibiendo ingresos extraordinarios a través de la venta de combustible. ¿Cuánto? De enero a junio de este año, el IEPS a gasolinas y diesel le dio al gobierno ingresos extra por 114,449 millones de pesos (mdp), de acuerdo con registros de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Pero el riesgo de tener este dinero “extra” emanado del consumo de gasolina es que hay “poca transparencia a la hora de gastarlo y se privilegia el financiamiento al gasto corriente y opaco de los estados y municipios”, alerta el Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC).
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