* Cuando el contribuyente muere, no significa que sus obligaciones fiscales mueren con él, pues como película de terror, el SAT lo perseguirá hasta que termine de pagar
La relación con Hacienda no termina con la vida del contribuyente, quien después de la muerte tendrá que seguir cumpliendo con sus obligaciones fiscales.
Cuando un mexicano muere y sus familiares avisan al Servicio de Administración Tributaria (SAT) para eliminar su Registro Federal de Contribuyentes (RFC), las obligaciones fiscales del fallecido pasaran a sus herederos.
Además, si los familiares piensan que con no dar aviso al SAT se pueden librar, están en un error, pues no dar de baja al fallecido puede traer muchísimos problemas.
En lo que va del sexenio, el SAT tiene casi 3 mil avisos por defunción, de un universo de 70.5 millones de contribuyentes activos que siguen vivos.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, informó a El Universal, que de diciembre de 2012 a octubre de 2018 se habían registrado 282 mil 433 avisos por defunción en el padrón del RFC.
Al respecto, la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon), invitó a realizar el trámite que sigue a la muerte de un familiar, pues advierte que de no hacerlo, la vida del heredero o de los familiares si se pude convertir en una verdadera historia de terror.
Diana Bernal, ómbudsam fiscal, indicó que las obligaciones fiscales se terminan con la muerte del contribuyente, pero no así la relación al patrimonio del fallecido, pues si contaba con una deuda fiscal, el heredero tendrá que pagarla.
Para mayor información sobre los trámites a seguir después de que un familiar fallezca, se puede acudir a la Prodecon para investigar y concluir adecuadamente la relación tributaria del contribuyente que perdió la vida.
Imagen: Twitter
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