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Consumo de comida chatarra, a la baja

Consumo de comida chatarra, a la baja

MÉXICO.- En México, el consumo de la llamada comida chatarra, ha reportado una baja importante, según indica el informe digital PLOS-Medicine, donde se aprecia una baja del 5.1% en la compra de este tipo de productos, motivada por el impuesto del 8% que se le aplica.

Según cálculos, se estima que la reducción en su consumo, es equivalente a sólo unos 25 gramos por mes por persona.

De esta forma, las familias pobres compraron 10.2 % menos comida chatarra, mientras que las de medianos ingresos 5.8% menos, de acuerdo con un análisis de código de barras con el que se dio seguimiento a las compras de los consumidores.



Por otro lado y como era de esperarse, el nuevo impuesto, que se aplica a alimentos procesados con más de 275 calorías por cada 100 gramos de producto, no causó mella en las compras efectuadas por consumidores de altos ingresos.

El estudio no indicó si las familias redujeron su ingesta de calorías, si compraron alimentos más sanos o cambiaron a comida más barata vendida en la vía pública, factores importantes en México, un país afectado por altas tasas de obesidad.

Este trabajo, fue llevado a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública de México y de la Universidad de North Carolina, campus Chapel Hill, que indicaron que estudios futuros «deberían explorar de qué manera están vinculados estos cambios en la calidad nutricional de la dieta en general».

Los detractores del impuesto a la comida rápida han dejado entrever que los mexicanos pobres, frente a las alzas de las frituras procesadas de las grandes compañías, quizá simplemente cambiaron a alimentos similares sin impuesto vendidos por comerciantes callejeros carentes de permisos.



Las calles del país, en especial afuera de escuelas, parques, paradas de autobús y estaciones del metro, están llenas de vendedores que ofrecen frituras caseras o sin marca que contienen las mismas cantidades elevadas de sal, azúcar o grasa que las de marcas conocidas. Incluso las papas fritas de marca son empeoradas en ocasiones en los puestos callejeros, donde los vendedores abren una bolsa y le agregan una variedad infinita de salsas saladas, azucaradas o picantes.

jcrh