A pesar de que la contaminación en la Ciudad de México (CDMX), es un tema complejo, las autoridades le han dado un tratamiento de “causa-efecto” y existen múltiples aristas del problema que no se están abordando por lo que, como queda a la vista de todos, las medidas tomadas hasta hoy no alcanzan a resolver la crisis que se está viviendo en el Valle de México.

Beatriz Romero Cuevas, académica del Posgrado en Educación Ambiental de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), dijo que da la impresión de que estamos metidos en un enorme domo que está sobre la ciudad, al que habría que atacar con soluciones múltiples, pero las autoridades lo que alcanzan a hacer es sólo abrir un pequeño agujero en él

Recordó que el programa Hoy No circula entró como un programa voluntario y temporal en 1989 (se llamaba “Un día sin auto”), a partir de 1990 se volvió obligatorio y ha sufrido varias modificaciones, “era un programa temporal y se volvió permanente” para luego, en 1997, sufrir modificaciones a sus reglas en función de la tecnología de los automóviles.

Romero Cuevas señaló que en ese momento había plomo en la atmósfera porque lo contenían los combustibles, y la respuesta fue adecuada porque las medidas implementadas abarcaron esa y otras problemáticas, “no sólo fue la restricción vehicular de un día”, sino modificar las gasolinas o sacar a la refinería de la ciudad.

“El problema es que, desde entonces, la autoridad tuvo información que había crecido la flota vehicular en la Ciudad de México; suena paradójico, porque –y esto es una tendencia mundial– se sabe que el 80 por ciento de la población se mueve en transporte colectivo y sólo el 20 por ciento en transporte privado, pero resulta que las medidas que se están aplicando actualmente sólo están visualizando el transporte privado”, añadió.

Por otra parte, algunas de las medidas de la actual administración han sido erráticas: “el doble No Circula Sabatino fue una decisión unilateral de las autoridades capitalinas, esa no fue una recomendación del Centro Mario Molina y casi parece una manera de promover a las agencias de autos, al menos por los resultados de esta política. Hay un aumento probado de 13 por ciento en la planta vehicular, ¿qué ocasiona esto? Mayores embotellamientos, menor velocidad de circulación y, por lo tanto, más emisiones”, agregó.

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