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¿Cuál Constitución?

¿Cuál Constitución?

Llegamos a los cien años de una Constitución incierta, mancillada, burlada y transformada, un cacareado centenario de una carta magna con más de 700 reformas, que ya no está bien ni en su sintaxis. Se pretende celebrarla con bombo y platillo, pero más bien debieran explicarnos ¿Por qué? o más bien ¿Para qué?.

Si la Constitución del 17 nos la han cambiado en más de 700 ocasiones, imaginen ustedes que para ésta reciente necedad del Constituyente de la Ciudad de México, se reformaron 52 artículos sólo para cuadrarla a su capricho. No podemos tener ni la seguridad de que la Constitución de 1917 haya sido legítima, pues la del 1857 nunca fue derogada y en ella se contemplaba ya, la existencia del Estado del Valle de México.

Resulta que siendo Presidente Porfirio Díaz su esposa y sobrina carnal entró en agonía y el mandatario pidió al Arzobispo que le fuera a dar la extrema unción y a llevar los Santos Óleos, para lo cual el jerarca católico exigió a Díaz que suspendiera la odiada Constitución del 57, que venía de Benito Juárez y su Reforma; El Presidente aceptó he hizo aprobar un Estatuto Provisional, dejando en suspenso a la Constitución. Por tanto al convocar Carranza a un Congreso Constituyente, producto de la Revolución, nunca se derogó la de 1857, dejando a la del 17 con una dudosa existencia.



Los necios como Mancera y Peña Nieto, pretenden promulgar una “Constitución” que no lo es, pues se trata de la Constitución de la Ciudad de México, para cuyo efecto el Senado aprobó reformas a 52 artículos de la Constitución de 1917, solo para cambiar el nombre de Distrito Federal a Ciudad de México y más bien a la marca propia de Mancera #CDMX, dándonos a sus habitantes el maravilloso gentilicio de “Cedemexenses”. No obstante el propio Senado y luego la Cámara de Diputados suprimieron al Distrito Federal, que a pesar de su Constitucioncita, seguirá existiendo, pues desde el Pacto Federal de 1824, pasando por las Constituciones de 1836, 1847 y 1917, se estableció que mientras fuéramos sede de los Poderes de la Unión, seríamos el Distrito Federal.

Aunque un Congreso apócrifo e ilegal ya la aprobó y aunque se promulgue, nunca lo será, pues una constitución requiere el bautismo de la Soberanía y ésta solo la da el pueblo. El propio Senado en un torpe decreto, comete una serie de aberraciones y violaciones legales: Primero decreta que la Ciudad de México no tendrá soberanía, sino solo autonomía, siendo que la primera es esencial para ser Estado y tener Constitución soberana.

La soberanía no solo se le negó en el propio decreto, sino que al constituir el Congreso Constituyente, crearon un Frankenstein legislativo integrado por Diputados de carácter plurinominal de los Partidos y un Diputado independiente. Que teóricamente fueron votados, pero donde ya de plano le quitan legitimidad y ni asomo de soberanía es cuando deciden que se integre con 28 Diputados, 14 de la Cámara de Diputados Federal y 14 Senadores del Senado de la República, violando flagrantemente los artículos 62 y 125 constitucionales, pues el primero prohíbe detentar dos cargos a la vez en el gobierno y el segundo prohíbe terminantemente el desempeñarse en dos diferentes legislaturas a la vez.

Lo monstruoso viene, cuando el decreto otorga la facultad al Presidente y al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ambos con facultad constitucional ninguna, a designar seis Diputados cada uno. Aquí si ya la Constitución es pisoteada y liquida toda legitimidad al llamado “Congreso Constituyente”, pues carece de la soberanía que señala el artículo 40 de la Constitución, que sostiene que la soberanía deviene del pueblo. Por otra parte ningún Poder Constituyente puede devenir del Poder Constituido.



Así la Constitución de la Ciudad de México, aunque la promulgara la Santísima Trinidad, no tendrá validez alguna, pues no nace de la Soberanía del Pueblo, está redactada por Diputados ilegítimos, presentado el proyecto por alguien que carece de facultades y no es para un Estado Libre y Soberano, sino una Entidad Federativa sin Soberanía, solo con Autonomía, como lo dice el torpe decreto del Senado y el Congreso y como ya dijimos con un Congreso “Constituyente” integrado por 14 Diputados Federales y 14 Senadores, violando los artículos 62 y 125 constitucionales, doce más nombrados, sin facultades por Peña Nieto y Mancera y 60 ilegítimamente nombrados por el dedazo de los partidos.

Por tanto oremos, pues la Constitución de la Ciudad ha nacido muerta, no pasará de un Estatuto Jurídico, sujeto a las reglas impuestas en el artículo 122 de la Constitución Política de la Federación y un día, celebraremos una misa de Requiem a esta estupidez.

Entonces: ¿Cuál CONSTITUCIÓN?