- Las empresas detrás de las principales apps de delivery presentaron un decálogo para la creación de una iniciativa que garantice los derechos laborales de las personas que trabajan con ellas.
- Business Insider México habló con Rappi y Uber para conocer qué se puede aprender de otros países que ya han aplicado iniciativas de ley similares.
- Este un recuento de las lecciones que se pueden aprender de los modelos en España y Chile.
Las aplicaciones de delivery Uber, Didi y Rappi —junto a Ni un repartidor menos, Nosotrxs y Ni una repartidora menos— presentaron un decálogo para la creación de una iniciativa que garantice los derechos laborales de las personas que trabajan a través de alguna de estas apps.
El decálogo muestra varios puntos, entre ellos el de flexibilidad, una característica necesaria para quienes prefieren trabajar como repartidores y que hace que 90% de las personas opten por este tipo de trabajo, según estadísticas de la empresas.
Nicolás Sánchez, director de Políticas Públicas de Uber, asegura que esta iniciativa puede aprender de lo sucedido con la Ley Rider de España, que regula la relación laboral entre repartidores y empresas de delivery.
La Ley Rider — elaborada por la escuela de negocios Esade en colaboración con la empresa Just Eat— cumplió un año en agosto y hasta ese mes se estima que 10,980 repartidores fueron afiliados como trabajadores.
Sin embargo, medios de información señalaron que la ley perjudicó a un tercio de la población de repartidores; es decir, 10,000 de ellos quedaron sin empleo, lo que provocó una falta de mano de obra y perjudicó a los pequeños restaurantes.
Con ello, Sánchez da un recuento de lecciones que se pueden aprender a través de esta experiencia que se vive en España.
1. Involucrar a todos los actores
La Ley Rider fue una iniciativa que se propuso sin consultar a todos los actores que participan en el ecosistema.
Además, a las organizaciones civiles de repartidores tampoco se les escuchó o se les tomó en cuenta para buscar una solución a sus demandas.
«No se escuchó a los protagonistas. Hoy en día los dirigentes de los repartidores aseguran que a ellos no se les preguntó. Por el hecho de lograr un bien, el gobierno no le preguntó a las personas y actualmente 70% no tiene oportunidad de generar ingresos usando la tecnología», dijo Sánchez.
2. El impacto indirecto que tuvo la industria restaurantera
En febrero de este año, 943 restaurantes que operaban con empresas de delivery como Glovo y Uber Eats, firmaron un manifiesto llamado: Manifiesto de restaurantes españoles de la Ley Rider.
En él estimaban que podrían perder hasta 250 millones de euros en un año, por la falta de repartidores.
Sánchez dice que la industria gastronómica se vio «sumamente afectada», y quienes perdieron fueron los micro y pequeños empresarios. Esto último debido a que «las grandes cadenas se sostuvieron en una cadena propia de entrega».
Las lecciones que dejó la regulación de derechos laborales en Chile
Un ejemplo de iniciativa que sí podría tomarse como de éxito fue la implementada en Chile.
La ley 21.431 se discutió por más de dos años y se estableció un modelo que procuraba la flexibilidad de trabajo para los repartidores.
La legislación de chilena dividió a los trabajadores por aplicación en independiente y dependientes, cada uno con sus derechos y obligaciones, dependiendo del régimen en que los repartidores buscaban estar.
Sánchez asegura que también de esta regulación se pueden obtener grandes aprendizajes, como:
1. Mesas de trabajo con los actores del ecosistema
Previo a que la iniciativa llegara al congreso en Chile, las empresas, repartidores, académicos, organizaciones y gobierno ya habían establecido mesas de trabajo para discutir el tema.
«Se hizo un debate franco y abierto para poder bajar las expectativas de lo que realmente es posible y luego de una gran discusión se relató el proyecto de ley en consenso», dijo Sánchez.
2. Pasar del tema ideológico a una iniciativa que respondía la demanda
Sánchez asegura que la iniciativa pasó unanimidad en el congreso chileno, gracias a las conversaciones previas donde se construyó el proyecto de ley y con el cual se pudo bajar la ideología de iniciativa a responder las necesidades de cada actor del ecosistema.
«Esa ley permite que hoy en día existan trabajadores que no requieren flexibilidad y también los que sí la necesitaban con protección de sus derechos laborales. Tienen beneficios sociales, seguros de accidentes y se permitió que todos tuvieran la oportunidad de participar en el mercado», dijo Sánchez.
Fernando Cota, director de Políticas y Asuntos Públicos de Rappi en México, asegura que con la co-creación del decálogo entre las empresas y las organizaciones de repartidores, pueden permitirse un modelo como el chileno.
«La gran oportunidad que vemos aquí es un gobierno que está orillando a este lado (el de Chile), que está abierto a escuchar a las empresas, repartidores y en ese sentido, vemos una oportunidad de que México sea un caso de éxito en la región», añadió.
