CIUDAD DE MÉXICO,- ¿En qué medida pudiera beneficiar a la sociedad saber que el precio de la vivienda en la Ciudad de México se ha elevado por encima del promedio nacional?, esto origina un malestar social. El crecimiento se ha disparado hasta 7.8% contra el 4.9% de la media nacional.

Las políticas que de alguna manera han buscado implementarse -hasta ahora- no arrojan el resultado apetecido. La CDMX tiene gastos pero ha crecido de manera informe que colapsa los servicios urbanos de transporte y el tiempo para llegar a su oficina o empresa, le lleva buena parte del día.

Saber que los precios se han elevado y que la Hipotecaria Federal se han ido al cielo, quizá la mejor fórmula pudiera ser que los cientos de predios que existen en la ciudad pudieran rehabilitarse y ofrecer el alquiler de la vivienda o la posible venta a un precio accesible. Una persona destina 3.4 años de sus ingresos totales, pero vivir en la capital a estas alturas resulta un privilegio.

Los llamado foros para impulsar el derecho a la ciudad es mero formulismo, mientras el Infonavit alista su programa de cancelación de créditos en la CDMX, hay quien busca el apoyo en instituciones bancarias con la esperanza de adquirir el patrimonio de su futuro. No basta reconocer la consabida carestía sino aplicar medidas de respaldo para quien tenga las condiciones de adquirir una propiedad.

Politicamente se refieren al compromiso dizque de garantizar una vivienda digna -dos cuartos- para los capitalinos y se aplican en la reconfiguración del sector inmobiliario. Ojalá en dicho intento no resulten reprobados. Si reiteran que su esfuerzo se ha canalizado en entregar cuatro mil 300 créditos, dos mil 200 apoyos para pago de renta y poco más de mil 600 viviendas nuevas para quienes más lo necesitan; aquí existe un error, porque todos los que viven en la CDMX están urgidos y son millones.

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