CIUDAD DE MÉXICO,- Un volcán llamado Donald Trump ha provocado el gran temor de Peña Nieto en caso de llegar a la presidencia de Estados Unidos y la razón es simple: cambiar el Tratado de Libre Comercio, cuyo beneficio es mayor para México; la deportación de once millones de indocumentados, quienes envían remesas a México, el año pasado mandaron 24 mil 770 millones de dólares que superó los ingresos petroleros.
Después se cubrió al enfatizar que el TLC ha permitido que ambas naciones construyan una gran plataforma manufacturera. Pero la visita de Trump vino a dañar más la deteriorada imagen presidencial.
Pero está visto que bajo su administración, pese al «optimismo» le ocultan sus asesores el crecimiento económico de México es decepcionante, resultado de la ausencia de un sistema político basado en transparencia, rendición de cuentas, aplicación de la ley pero sobre todo el conflicto de intereses y la corrupción, que no ha logrado desterrarse y el que las reformas estructurales, no han ofrecido las expectativas ofrecidas.
La necesidad de “mejorar la gobernabilidad” recae en la falta de control a los altos índices de corrupción en todos los niveles, a la inseguridad y al poder judicial contaminado por intereses políticos, de acuerdo con economistas. Estos tres obstáculos, políticos y no económicos, impiden a México crecer.
Ahora todo se norma bajo el término de «moche», para autorizar una inversión o proyecto, antes la solicitud era del diez por ciento ahora es 30 o el 35 por ciento, un permiso oscila en un millón de pesos, -antes 200 mil pesos-; ahora es parte de nivel municipal, estatal y federal. Este fenómeno obligan a los inversionistas extranjeros y nacionales a pensar si el esfuerzo vale la pena.
Si bien Hillary Clinton lo ha expresado en algunos de sus discursos, fuera de México preocupa la tortura, muertes y desapariciones forzadas.La inseguridad ahuyenta la inversión, los juicios están contaminados por el dinero o por intereses políticos, la corrupción también radica en el poder judicial.
Para la calificadora Standard & Poor’s, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) es decepcionante, el incremento promedio durante 2011-2015 ha sido solo de un 1.7 por ciento, por ende no se generan empleos, el poder adquisitivo de los trabajadores no consigue recuperarse, presume que se crearon 2 millones de empleos de los 4 que se requieren; pero las empresas constructoras aumentaron puestos de trabajo pero a la mitad de salario por devengar.
El mexicano se endeuda para consumir luego no tendrá recursos para pagar y ello preocupa al Banco de México porque se hace uso del crédito personal. Como los precios del petróleo cayeron, entonces se culpa al entorno internacional. Ya ocurrió en la crisis de 1194-5, la crisis en la década de los 80, parece que los funcionarios carecen de memoria al ser quienes propician semejantes situaciones.
Los contrastes de la política son marcados, la fugaz visita del candidato republicano Donald Trump provocó que el Banco de México recortara su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2016 y 2017, además de reconocer que la deuda del país se halla más allá de lo razonable, de ahí su recomendación por una política fiscal prudente, el PIB se halla en 34.5 por ciento.
Ha carecido de cobrar impuestos a las grandes empresas, de reducir el presupuesto a partidos políticos, tiende a endeudarse y a esto debemos agregar factores como devaluación significativa, crecimiento en reversa, empleos mal renmunerados, poder adquisitivo que no mejora. Después de esto, ¿debemos creer en ese optimismo de Peña Nieto por afirmar que nuestro país está creciendo yendo por el rumbo indicado?. Habrá que correr al asesor que lo mal orienta o a su gabinete que contempla un mundo color de rosa.
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