MÉXICO.- El nuevo plan de ajuste presupuestario para el próximo año propuesto esta semana por el flamante secretario de Hacienda de México, Antonio Meade, generó un descontento generalizado y gran escepticismo entre los expertos.
La firma Standard & Poor’s (S & P) señaló que «es filosóficamente similar en orientación a lo visto en años anteriores» y añadió lapidariamente que «no hay nada sorprendente», pues «está en línea con la tradición» de las autoridades financieras mexicanas.
A fines de agosto, la firma redujo de «estable» a «negativa» la perspectiva crediticia de México debido a que el endeudamiento del país había llegado a «niveles demasiado elevados» de más del 50% del Producto Interno Bruto (PIB). Ahora, auguró que el año próximo habrá «presiones políticas para seguir gastando».
Joydeep Mukherji, director de Analistas de Deuda Soberana de México de S & P, dijo que a dos años de que culmine la gestión del presidente Enrique Peña y dados sus reducidos índices de aprobación, los más bajos en dos décadas, el gobierno se vio impedido de realizar «ajustes más agresivos».
Pero la posición de este organismo difiere de otras opiniones como la del jefe de gobierno de la capital, Miguel Ángel Mancera, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien no tuvo empacho en reprobar públicamente el paquete que prevé recortes del 26,8% en la inversión en infraestructura.
Estoy muy preocupado por este presupuesto que acaban de presentar. No entiendo bien cuál es la lógica. Se está haciendo una reducción en educación, al campo, a la infraestructura», afirmó.
En efecto, el plan prevé reducciones en 10% e el gasto en salud, 30% en cultura,27% en agricultura, 10% en educación y 7% en desarrollo social. El sector privado señaló que el recorte no frenará el endeudamiento del país, que crecerá 5,26%, una cifra mucho más baja respecto a la de años anteriores.
Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, afirmó que el recorte «será insuficiente para frenar el crecimiento de la deuda».
Raúl Feliz, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) afirmó que el gobierno no tiene «mucho que hacer» en la parte del balance fiscal, porque si la deuda no se estabiliza hay un riesgo «considerable» de que la calificación del país se deteriore.
Pero las críticas más fuertes provinieron de la izquierda, que llamó a otras fuerzas políticas a formar un «frente opositor» que frene este proyecto de presupuesto que supone recortes por unos 13.000 millones de dólares y que proponga «un plan económico emergente».
El presupuesto disminuye en renglones vitales como la salud, educación y gasto social», afirmó Alejandra Barrales, presidenta del Partido de la Revolución Democrática (PRD). «Esa no es la solución que nosotros estamos esperando, nosotros necesitamos cuidar que estos renglones sociales no se vean desprotegidos y vamos a trabajar para dar esa batalla en este próximo presupuesto que se va a elaborar», afirmó.
Barrales criticó al gobierno por carecer de «una estrategia que permita salir adelante en momentos de crisis económica».
Por su parte, el titular de la fracción parlamentaria del PRD en la Cámara Baja, Jesús Zambrano, fue más lejos y calificó el plan presupuestal de «una insensatez» por lo que advirtió que exigirá que «el gasto corriente y no el de inversión sea el que se reduzca».
La revista británica The Economist señaló que a Peña le espera un fin de gestión muy difícil, pues este mes podría bajar de nuevo la calificación de México por parte de S & P y sigue la devaluación del peso frente al dólar. Para el próximo año se prevé un crecimiento económico de entre 2 y 3%, similar al previsto para este año, que sería de entre 2 y 2,6%.
jcrh