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En sexenio de Peña Nieto, ha bajado la deserción militar

En sexenio de Peña Nieto, ha bajado la deserción militar

MÉXICO.- Datos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), revelan que en lo que va del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, un total de cuatro mil 703 militares han dejado las filas del Ejército. Cifra que contrasta enormidades con lo registrado en el gobierno de Felipe Calderón, cuando 37 mil militares de diversos rangos desertaron.

Es decir, casi 90 por ciento más con respecto a los que han salido del Ejército en lo que va de la actual administración priista.

En contraste y según cifras de la Sedena, 16 mil 641 soldados dejaron el uniforme verde olivo en 2007, año en que Calderón Hinojosa declaró de manera frontal la guerra a los cárteles del narcotráfico en México. Al año siguiente, hubo una reducción significativa en el número de desertores, pues la cifra se ubicó en 9 mil 112 elementos. El descenso continuó en 2009 y 2010 al registrarse 6 mil 879 y 4 mil 398, respectivamente.



En ese periodo del sexenio calderonista se dio una desbandada de soldados rasos. Según las estadísticas, en 2007, su primer año en Los Pinos, se dieron de baja a 15 mil 655 militares; en 2008 a  8 mil 477; en 2009 a 6 mil 295; y en 2010 a 3 mil 916.

También en ese lapso huyó un importante número de tenientes, subtenientes, sargentos primero, sargentos segundo y cabos. En 2007, un teniente coronel y 67 tenientes se despojaron del uniforme verde olivo.

La presente administración presume niveles bajos de deserción. De los 4 mil 703 que lo han hecho hasta el momento, 2 mil 022 salieron del Ejército en 2013; mil 176 en 2014; mil 252 en 2015. De enero a febrero de este año suman 253 soldados.

Como en el periodo calderonista, el mayor número de desertores sigue siendo de militares de tropa. Según la Sedena, al mando del general Salvador Cienfuegos Zepeda, mil 721 soldados rasos abandonaron sus respectivos batallones; 968 se fueron en 2014; mil 51 en 2015 y en los dos primeros meses de 2016, 197.



Siguen acompañando a la tropa, en la huida, los tenientes, subtenientes, sargentos primero, sargentos segundo y cabos. A la par de que el número de deserciones se ha estabilizado en el Ejército, el número de ingresos ha mantenido una tendencia a la baja en los últimos cinco años.

De acuerdo con la respuesta a la solicitud de información con número de folio 00007000

57316, 58 mil 441 elementos ingresaron a la Sedena en el periodo 2010- 2015.

En 2010 se dio de alta a 12 mil 152 elementos, el año siguiente, 2011, el número se redujo a 11 mil 221; en 2012 fue de 12 mil 794; en 2013 ascendió a 8 mil 463; y en 2014 a 4 mil 084. En 2015 repuntó el ingreso hasta 9 mil 727.

Por otro lado, 135 militares de distinto rango han sido encarcelados por la justicia castrense de diciembre de 2015 a febrero de 2016, por incurrir en abuso de autoridad, insubordinación, desobediencia, abandono de servicio y deserción.

La Secretaría de la Defensa Nacional precisa que 112 soldados, entre los que se encuentran capitanes, tenientes, sargentos, cabos y soldados rasos, se encuentran cumpliendo una sentencia por el delito de deserción. En tanto, nueve son procesados por abandono de servicio; cinco por desobediencia; cuatro por insubordinación; dos por el delito de falsificación; y tres por abuso de autoridad, infracción de deberes y contra el honor militar, respectivamente.

con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)

jcrh



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Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

AFP

Por: AFP

hace 2 semanas

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

En su camión cargado con vehículos Toyota, Raúl Hernández hace fila al amanecer para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, preocupado por los aranceles que anunciará el presidente estadounidense, Donald Trump.

Si Trump sigue adelante con su plan para imponer estos impuestos aduaneros y obligar a las empresas a mover su producción a Estados Unidos, muchos trabajadores en México van a sufrir, dice.

«Va a dejar mucha gente sin trabajo aquí», asegura este conductor de 37 años a la AFP, mientras espera en la cola para pasar a la vecina San Diego desde Tijuana.

Las fábricas que operan empresas extranjeras son vitales para la economía de ciudades fronterizas como Tijuana y sus miles de trabajadores, señala Hernández.

Muchos puestos de trabajo dependen de las exportaciones a Estados Unidos. «Si las plantas paran por los aranceles sí perjudica a México, perjudica a la ciudadanía mexicana».

Detrás de él, en la fila de camiones, Omar Zepeda también transporta camionetas Toyota Tacoma desde una planta cercana de esa armadora japonesa.

Al igual que Hernández, Zepeda está nervioso por el impacto de los aranceles.

«Va a bajar bastante el trabajo con nosotros, porque va a subir el producto (de precio) y va a haber menos compras», prevé este conductor de 40 años.

«Viene algo difícil»

Las ciudades industriales del norte de México albergan miles de fábricas gracias a beneficios fiscales y al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La mayor parte de las familias en Tijuana trabajan en «el transporte y la mano de obra», apunta Zepeda.

«La verdad está muy difícil lo que viene», asegura.

El gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también reconoce esa incertidumbre. Ha optado por esperar a conocer los aranceles de Trump antes de anunciar un plan económico «integral» para hacer frente a esta nueva amenaza.

Durante su descanso en una planta de Toyota a las afueras de Tijuana, Apolos Velas dijo que estos gravámenes darían un golpe brutal a la ciudad.

«Mucha gente se va a quedar sin trabajo», dice.

Ojo por ojo

En Tijuana, donde la pobreza y el crimen no dan tregua, no solo los empleados de fábricas y del transporte dependen de los miles de millones de dólares del intercambio comercial entre México y Estados Unidos.

Charito Moreno, quien vende burritos a los camioneros en un puesto junto a la barda fronteriza, dice que los aranceles lastimarían a toda Tijuana si las plantas despiden trabajadores.

«Toda la gente depende de esas empresas», afirma esta mujer de 44 años.

Si las compañías acuden al llamado de Trump para mover su producción a Estados Unidos, «sería muy trágico para Tijuana porque pues mucho trabajador se quedaría sin empleo», dice.

Al salir de un camión que lleva equipo para albercas a Estados Unidos, Antonio Valdez dijo que ahora los transportistas tienen más papeleo que entregar.

«Un trámite salía en una hora. Ahorita tardan todo el día en hacer el cálculo y el pago de impuestos» ya vigentes, dice, tras comprar un burrito y seguir su camino hacia Estados Unidos.

Aunque Sheinbaum ha descartado una respuesta del tipo «ojo por ojo, diente por diente», el camionero Alejandro Espinoza cree que México debe responder a Estados Unidos donde duele. Si imponen aranceles, «ya no les vamos a mandar aguacates. A ver cómo le hacen», dijo sonriendo.

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