Imagen: AFP
- Los corridos volvieron a ganar terreno en plataformas digitales con nuevos representantes como Vivir Quintana y Abraham Vázquez.
- Pero son una nueva forma de corridos donde predomina la denuncia social y líricas rechazan la violencia criminal.
- Por considerarse una apología del crimen, la difusión de narcocorridos está prohibida en los estados de Sinaloa, Baja California y Chihuahua.
Con notas de rap o un look punk los intérpretes de corridos mexicanos cautivan a nuevas audiencias para glorificar a los narcos o denunciarlos.
Cantantes como Abraham Vázquez, de 22 años, o Vivir Quintana, de 32 años, son algunos de los nuevos rostros de estas canciones. Este género surgió durante la Revolución Mexicana como relato alternativo a la historia oficial, según investigadores de Sinaloa.
Sus propuestas en este terreno libertario asimilaron toques de hip hop, como en el caso de Vázquez. Y añaden una estética punkera como el de Quintana, de mechón rubio, tatuajes y vestimenta negra.
Se adaptan a los servicios de música en línea; mientras sus líricas, a los capos y al rechazo a la violencia criminal que deja miles de muertos y desaparecidos desde 2006.
Vázquez, originario de Chihuahua, tiene 1.1 millones de oyentes mensuales en Spotify. Su narcocorrido «El de las dos pistolas» acumuló 52.7 millones de reproducciones en esa plataforma.
El video de la canción exalta el mundo de los mafiosos con fajos de dólares, armas y mujeres en una piscina. Tiene 27.7 millones de vistas en YouTube.
Refugio digital
Harta de que sus alumnos escucharan ese tipo de canciones, Quintana, maestra de Coahuila, adoptó el «anti-narcocorrido». Este género surgió hace 5 años para denunciar la violencia machista y criminal.
Recientemente lanzó «El corrido de Milo Vela». La canción es un tributo al periodista Miguel Ángel López, asesinado en 2011 junto con su esposa e hijo en Veracruz.
«Era quitar a los narcos y poner a los que defienden realmente el país, a los que defienden la verdad (…) porque creo que estamos en un momento muy crítico», explica la artista.
Por considerarse una apología del crimen, la difusión de narcocorridos está prohibida en los estados de Sinaloa, Baja California y Chihuahua. En esta última entidad los castigos van desde 36 horas de arresto hasta multas de 20,000 dólares).
De hecho, Los Tigres del Norte fueron sancionados en Chihuahua en 2012 y 2017. Los Tucanes, por otro lado están vetados en Tijuana desde 2008.
Pero esta expresión musical está a salvo de la censura y halló una catapulta en las plataformas digitales. Gracias a ellas es fácil su producción, acceso e interacción entre artistas y audiencias, dice investigador Juan Antonio Fernández.
«Con las plataformas veo muy difícil que pueda controlarse. Desafortunadamente los jóvenes ven al narcotráfico como una actividad aspiracional, donde pueden conseguir el dinero fácil», advierte el académico.
Presidente fan
La popularidad del género también se ve favorecida por la transformación de sus personajes.
«Hay todo un imaginario del narcotraficante que pasa de ser el individuo de extracción rural, sembrador de enervantes y que va escalando posiciones, a ser un narcotraficante más urbanizado, mediatizado, conectado más con la juventud de hoy», añade el experto.
La mezcla de ritmos cautiva igualmente a los jóvenes con estilos como los tumbados y el corrido alterado. Estos son populares en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, con letras sobre el consumo de drogas y la guerra entre cárteles.
En 2019, durante el festival californiano Coachella, cientos de asistentes bailaron con Los Tucanes usando playeras con la imagen de Joaquín «Chapo» Guzmán, preso en Estados Unidos.
En la visión gubernamental, los narcocorridos —3 de cuyos intérpretes fueron asesinados desde 2006— promueven la cultura mafiosa y representan un «riesgo social» que hay que perseguir, observa Fernández.
Pero Teodoro Bello, veterano compositor de canciones de Los Tigres del Norte, rechaza esa etiqueta por considerarla estigmatizante. Para él, solo existen los corridos.
Ha retratado a capos como Amado Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo, quien por años se pensó que había inspirado la canción «Jefe de jefes» y famoso por controlar el tráfico hacia Estados Unidos en 1980.
«‘El jefe de jefes’ es aquel que es el mejor en su profesión: un doctor, un abogado o hasta un periodista», comenta a la AFP.
Al margen de la vertiente que coquetea con la delincuencia, la popularidad de los corridos es tal que hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador pone canciones de Los Tigres del Norte en su conferencia diaria para refutar, por ejemplo, comentarios del gobernador de Texas, Greg Abbott, sobre migración.
Esta semana publicó una ‘playlist’ de Spotify en la que incluyó 3 corridos de esa banda con temática social.