Estados Unidos y China volvieron este domingo a presionar a Corea del Norte para que abandone su programa balístico luego de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara nuevas sanciones que suponen un costo para Pyongyang de 1,000 millones de dólares anuales.
Corea del Norte es sancionada por malportada
Al día siguiente del voto unánime en el Consejo de Seguridad para una veda parcial a las importaciones provenientes de Corea del Norte, los cancilleres de las principales potencias mundiales se reúnen en Manila para asistir al foro de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo estar alentado por el voto, pero responsables estadounidenses advirtieron que Washington vigilará de cerca a China (principal socio comercial de Corea del Norte) para que implemente las sanciones.
En Manila, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, se reunió con su homólogo norcoreano, Ri Hong-Yo, que también asiste al foro, antes de una reunión sobre la seguridad regional organizada por los 10 países de la ASEAN ampliada a otros actores regionales de Asia y el Pacífico.
Wang Yi urgió a Pyongyang a que cese los ensayos nucleares y balísticos.
«Sería beneficioso para Corea del Norte tomar una decisión adecuada e inteligente», dijo Wang a los periodistas tras hablar de las sanciones con su par norcoreano.
El enviado de Pyongyang evitó hasta ahora hablar con la prensa.
Pero en un ofensivo editorial publicado antes de que se aprueben las sanciones, el periódico del régimen norcoreano, Rodong Sinmun, lanzó una advertencia a Estados Unidos.
«El día en que Estados Unidos se atreva a provocar nuestra nación con un palo nuclear y con sanciones, el continente americano será proyectado en un mar de fuego inimaginable», dijo.
Tillerson también se reunió con su homólogo ruso Seguei Lavrov, antes de un encuentro previsto más tarde con Wang, con el objetivo de intensificar el aislamiento diplomático del líder norcoreano Kim Jong-Un y reducir el riesgo de conflicto.
«Es un buen resultado», declaró Tillerson sobre el voto en la ONU, antes de reunirse con la ministra surcoreana, Kang Kyung-Wha, también presente en Manila.
Una alta responsable del departamento de Estado, Susan Thornton, dijo que Washington se mantendría «atento» a la implementación de las sanciones, recordando que tras las anteriores resoluciones China «rebajó la presión» sobre el régimen.
Pero añadió que el apoyo de China a la resolución del Consejo de Seguridad «muestra que comprenden que este es un problema enorme del que deben preocuparse».
Opción militar
La urgencia de la situación fue subrayada por H.R. McMaster, asesor de seguridad nacional de Donald Trump, que dijo a la cadena MSNBC que el mandatario estadounidense estaba revisando planes para una «guerra preventiva».
«Dijo que no tolerará que Corea del Norte pueda amenazar a Estados Unidos», dijo McMaster.
«Es intolerable desde el punto de vista del presidente. Por supuesto tenemos que presentar todas las opciones para evitarlo. Y ellas incluyen la opción militar», añadió.
Las sanciones aprobadas el sábado buscan impedir las exportaciones de hierro, mineral de hierro, plomo, mineral de plomo, pescados y crustáceos con las que Pyongyang obtiene divisas.
Si se llevan a cabo en su totalidad, el régimen norcoreano perdería un tercio de sus ingresos por exportaciones, que ascienden a 3.000 millones de dólares anuales a pesar de las sucesivas tandas de sanciones desde su primer ensayo nuclear en 2006.
El texto aprobado incluye la prohibición de que Corea del Norte aumente el cupo de trabajadores de ese país en el extranjero, otra de las fuentes de ingreso de divisas del régimen.
Depende de Corea del Norte
Trump agradeció el apoyo de China y de Rusia para aprobar las sanciones que, dijo en un tuit, tendrán «un impacto financiero muy importante».
El 90% del comercio de Corea del Norte es con China y la actitud de Pekín con su imprevisible vecino será crucial para el éxito de las nuevas sanciones.
China y Rusia habían hasta ahora resistido a las presiones de Estados Unidos argumentando que el diálogo era el camino para persuadir a Pyongyang.
La embajadora norteamericana en la ONU, Nikki Haley, dijo a la prensa tras en voto en el Consejo de Seguridad que «lo que venga ahora depende completamente de Corea del Norte».
Responsables estadounidenses insistieron que aunque Tillerson y Ri estén en la misma sala en el foro de Manila, no habrá una reunión directa entre los dos enviados.