MÉXICO.- Durante la pasada década, por lo menos 17 gobernadores en México están fugados, encarcelados o investigados. Este es el gran lastre que viene acarreando la política nacional. El último capítulo de esta vergonzosa saga, lo tenemos en la detención este sábado en Guatemala de Javier Duarte, quien fuera mandatario de Veracruz.
Antes de él, hace cosa se días, en Italia, de Tomás Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, buscado desde hace cinco años por la Interpol, también fue capturado
Ante este panorama,nNo es de sorprender, que la corrupción haya pasado a ser el segundo problema que más preocupa a los mexicanos, justo detrás de la inseguridad, de acuerdo con datos de la encuesta más reciente del Instituto Nacional de Estadística (Inegi).
Hasta antes del 2000, año en que llegó a la presidencia Vicente Fox representando al Partido Acción Nacional (PAN), los gobernadores ejercían de caudillos locales perfectamente alineados con los ideales del Partido de la Revolución Institucional (PRI), garantizando la estabilidad en las provincias y los votos necesarios cada seis años para retener la presidencia.
Sin embargo el panorama ha cambiado y se ha tornado complejo y sobre todo, difícil de mantener.
“En el sistema clásico priísta, cuando a un gobernador se le pasaba la mano o su corrupción afectaba al presidente, éste lo quitaba ipso facto y el Congreso actuaba a la velocidad de la luz. Se perdió ese control autoritario y, aunque Enrique Peña Nieto trató de recuperarlo, ya no pudo, los gobernadores se hicieron de un poder que jamás habían tenido” explica Lorenzo Meyer, profesor del Colegio de México.
Uno de los ejemplos más recientes es el de Javier Duarte, exmandatario de Veracruz, fugado y buscado por la justicia, desde hace más de cinco meses. Duarte es considerado uno de los gobernadores más corruptos que ha dado México, en un país rico en artes y maneras para sisar de lo público sin ser detectado.
Lo irónico o curioso del caso, es que el mismo Peña Nieto, lo colocó junto con César Duarte, por cierto otro prófugo, como ejemplo del nuevo PRI… y vaya que estaba errado el presidente.
Durante los cinco años que estuvo al frente del poder en Veracruz, los medios de comunicación y la oposición, se cansaron de denunciar sus desmanes. Y sólo cuando el escándalo ya fue más que abrumador, entonces se ordenó a la Procuraduría General de la República (PGR) ordenó su detención.
Otro ejemplo de la ceguera o necedad del Gobierno federal y del priismo, lo podemos ver en Tomás Yarrington. Luego de llevar cinco años fugado, con dos órdenes de detención de Estados Unidos y México., el Revolucionario Institucional, determinó el pasado diciembre, expulsarlo de sus filas. Una decisión ejemplarizante, que terminó siendo un ridículo gesto
Finalmente en los últimos meses, Cesar Duarte, gobernador de Chihuahua ha sido acusado de desvío de recursos; Roberto Borge, gobernador de Quintana Roo, señalado por quedarse con terrenos a pie de playa y Andrés Granier, exgobernador de Tabasco, encarcelado por lavado de dinero se suman a los citados mandatarios.
jcrh