CIUDAD DE MÉXICO.- En México, la salida de las Fuerzas Armadas para combatir al crimen organizado, ha convertido al país en una de las naciones con más violaciones a los derechos humanos por parte de autoridades. De acuerdo con Rocío Nahle García, coordinadora de los diputados de Morena, una solución simplista, ha sido modificar la ley para dotar de seguridad jurídica a un grupo en lugar de regresarlo a sus cuarteles.

Este, es un problema que se remonta al sexenio pasado.

Hoy es el tema más importante para el Congreso por los índices de violencia, amenazas externas, cambios de paradigmas y porque compete con la soberanía nacional. Nos es útil recoger opiniones de expertos para contar con argumentos sólidos cuando llegue el debate de esta ley de seguridad interior”, expuso.

El diputado Vidal Llerenas Morales (Morena) refirió que existen muchas dudas sobre la idea de legislar en esta materia, ya que no existe una facultad expresa de hacerlo para el Congreso; por ello, es indispensable reflexionar en torno al papel de las policías en su actuar y el eventual retiro del Ejército de tareas que no le corresponden. Y es que es primordial que se busquen alternativas para mejorar la seguridad ciudadana.

De acuerdo datos oficiales presentados por el Relator de la Organización de las Naciones Unidas, pese a la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles, la delincuencia no se ha frenado, hay una grave violación a procedimientos y es elevado el grado de corrupción de las policías en el país.

El catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Jorge Javier Romero, refirió que la manera en la que se trató de resolver el problema de la inseguridad, únicamente exacerbó el problema. Las estadísticas mostraron aumentos en las tasas de homicidio a partir de que las fuerzas de seguridad del Estado, con el pretexto de perseguir a las bandas de narcotraficantes, comenzaron labores de seguridad pública.

Alejandro Anaya Muñoz, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), reiteró que la participación protagónica del Ejército en tareas de seguridad pública ha tenido consecuencias, pues los niveles de violencia han crecido y la presencia del crimen organizado no se ha controlado, lo que indica que esa estrategia no está funcionando.

Estimó que “no se necesita una ley de seguridad interna, sino urge desarrollar instituciones civiles fuertes, eficientes y honestas. Necesitamos más y mejores policías, peritos, Ministerios Públicos y jueces”.

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