Habitantes de Xochimilco viven peor que hace un año : Digitall Post
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Habitantes de Xochimilco viven peor que hace un año

Habitantes de Xochimilco viven peor que hace un año

 

* Los habitantes del pueblo de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, esperan con urgencia la ayuda del gobierno
* La Fundación Carlos Slim que se ha encargado de construir el hogar a varios de los afectados

A un año del sismo los habitantes del pueblo de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, esperan con urgencia la tan prometida ayuda del gobierno que hasta ahora, ha brillado por su ausencia.



El panorama es desolador, todavía existen personas que necesitan un techo para vivir, hay calles sin pavimentar, casas en obra negra, escombros en algunos hogares y sin embargo, se pueden observar algunas hermosas casas ya edificadas.

Habitantes de la zona reconocen que hay muchas cosas por hacer en el pueblo, entre ellas arreglar las calles que quedaron destruidas por el sismo y pavimentar la carretera que conecta el centro de Xochimilco con Tulyehualco, hasta ahora cerrada a la altura del pueblo de Santa Cruz  desde el 19 de septiembre. En ese lugar, transportarse representa un calvario para los habitantes, pues en algunas ocasionas los carros tardan hasta tres horas para cruzar un tramo de menos de diez kilómetros. Poco se ha hecho por esta comunidad.

El sismo cambió sus vidas

Una habitante de San Gregorio contó su experiencia a este medio y los avances que ha tenido su casa desde entonces.



La mujer, a quien llamaremos Clara, pidió no revelar su identidad por cuestiones de seguridad. Ella se mostró muy abierta para hablar sobre lo ocurrido y dijo que antes del sismo se dedicaba a vender revistas usadas en frente de su casa, no se quejaba pues podía sostenerse económicamente. Lo que su modesto puesto le dejaba era ocupado para cubrir las necesidades básicas de ella y su hijo.

«En el momento que ocurrió el temblor, dejé mi puesto y corrí a la casa. El impacto fue tan fuerte que me estremeció», relata Clara. Cuando llegó a su domicilio recordó que su estufa estaba encendida. «Traté de ingresar a la casa no podía; había quedado inclinada y la vivienda de la vecina se movió hacia la mía». Ambas estructuras quedaron apoyadas entre sí, dobladas y casi destruidas. «Cuando logré entrar, todo estaba dañado, caído, la estufa estaba prendida y olía mucho a gas, no sé cómo pude llegar al tanque y cerrar la perilla, era insoportable ese hedor», recuerda.

Una vez sorteado el riesgo de una explosión por gas, parecía que lo peor había pasado. El hijo de Clara se encontraba en el trabajo, y eso la tranquilizó. Pero la calma duró poco, ya que antes de salir de la vivienda, la señora pudo confirmar que dos sobrinos, hijos de uno de sus hermanos, habían ido a visitarla y se encontraban atrapados dentro de la casa. «Se quedaron encerrados, en busca de una alternativa para salir». Entre todos empujaron puertas, movieron piedras y apartaron escombro para que los chicos pudieran salir.»

A pesar de que la casa no se cayó, ella confirma que estaba prohibido tocar las paredes, pues podía provocar el derrumbe total de la vivienda.

La vida les ofrece una nueva oportunidad

Cuando pudieron salir de la vivienda, Clara y sus sobrinos estaban en shock. Todavía no habían asimilado la magnitud del evento.

A salir a la calle la realidad la golpeó. Gente gritaba y lloraba; su puesto de revistas estaba destruido y en frente de ella, la imagen que nunca podrá olvidar: un hombre que pedía auxilio a gritos, había quedado atrapado entre los escombros.

Después de eso, Clara nos cuenta que tuvo que pedir asilo en casa de su otra hija, ubicada en el pueblo de Santa Cruz Acalpixca.

A un año de ese día, ella tiene una casa, construida por parte de la Fundación Carlos Slim, quienes se han encargado de dar hogar a varios afectados; contrario al Gobierno de la Ciudad de México que ha avanzado poco en la reconstrucción de Xochimilco.

Cinco meses después del sismo, la Fundación pidió a los afectados mostrar papeles que confirmaran ser dueños de las propiedades, y con eso comenzó la construcción de algunas casas. Hoy, alrededor de 20 casas han sido terminadas, otras apenas están en obra negra.

La vida cotidiana de San Gregorio Atlapulco es peor que la de hace un año: calles pavimentadas hay muy pocas, el escombros inunda los caminos y el desorden es evidente en cada esquina de esta comunidad.

Los habitantes intentan continuar con sus vidas, aunque es difícil, pues tienen la esperanza de que, algún día, el gobierno se acuerde de ellos con la misma intensidad con la que se volcaron a ayudar en las horas posteriores al terremoto.

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