* En una cumbre mundial que pretendía «transformar» las estructuras de la Iglesia.
La Iglesia Católica, representada por 267 prelados de todos los continentes, termina el sábado un sínodo de un mes dedicado a los jóvenes, si bien no logró encontrar una propuesta concreta, según los participantes.
Al abrir esta cumbre mundial el 3 de octubre, el papa Francisco le pidió a los obispos que «transformaran» las estructuras, a veces demasiado rígidas, de la Iglesia.
¿Apuesta conseguida? El documento final, que debía ser aprobado este sábado, «se parece a un catálogo Ikea», afirmó un obispo particularmente irritado por la pesada máquina consensual del Vaticano. «Uno tiene todo lo necesario para el cuarto de baño y la cocina, en todos los estilos, para que todo el mundo se vea reflejado».
«Un obispo de Europa del este se arriesgó a decir que la moral de la Iglesia, al decir ‘nada de relaciones sexuales antes del matrimonio’ se había vuelto insoportable. Pasamos al siguiente y no volvimos a hablar de ello», dijo.
«Otro día, los conservadores subieron al estrado para reclamar una advertencia sobre la moral de la Iglesia», agregó. «De todas formas, los jóvenes decidirán por sí mismos».
«Sobre internet, es posible el consenso, sobre la moral sexual, es imposible, las posiciones son demasiado diversas», apuntó otro obispo.
Algunos de los 267 «padres sinodales» criticaron que el debate no era igualitario y que el texto que se votó finalmente solo estaba escrito en italiano.
El cardenal indio Oswald Gracias se declaró sorprendido de leer en las conclusiones redactadas por un grupo reducido un elemento del lenguaje teológico («la sinodalidad») muy apreciado por el papa pero ausente en los debates. Lo cual hizo aflorar las dudas sobre la manipulación del proceso de consulta.
– Experiencia fuerte –
«Algunas propuestas audaces, susceptibles de copar titulares, no fueron retenidas», confirmó el obispo francés monseñor Emmanuel Gobillard, uno de los pocos que habló de sexualidad.
Pero destacó que se había tratado de una experiencia importante dentro de una Iglesia universal, con amplia diversidad de lenguas y culturas. «Pasó algo, pero es intraducible para los medios», dijo.
Las reacciones alegres de 34 jóvenes invitados constituyeron un soplo de aire fresco que los obispos agradecieron.
Por otro lado, un puñado de expertas o auditoras participaron por primera vez en esta reunión masculina.
«No me sorprendería que el próximo sínodo se dedique a las mujeres», indicó la hermana francesa Nathalie Becquart.
Y aunque todos los obispos prometieron poner en práctica en sus países lo aprendido en el sínodo, el texto final, de unas 50 páginas, se limitará a recoger generalidades. Se está preparando una versión más corta para los jóvenes.
– Instrumentalización ideológica –
La sigla LGTB, enterrada de plano por los obispos africanos, también fue criticada por un obispo estadounidense, conservador. No es de extrañar que esté ausente en el texto final.
En la sala de prensa del Vaticano, los periodistas estadounidenses (unos a favor de los derechos de los homosexuales y otros, ultraconservadores) preguntaron incesantemente a los prelados acerca de este tema, que fue secundario en los debates.
Un tema que encendió al cardenal alemán Reinhard Marx, consejero del papa, que denunció una instrumentalización ideológica operada por los «grupos de presión». «Esto no es un sínodo sobre la sexualidad, sino sobre los jóvenes», sostuvo, al tiempo que defendió un mayor papel para la mujer en los puestos de responsabilidad de la Iglesia. «¡Hay que comprender las señales del tiempo!».
Los abusos sexuales del clero, muy discutidos durante la primera semana, tendrán su lugar en las conclusiones, si bien no las encabezarán, como reclamaban algunos, por la reticencia de algunos países que no se han visto salpicados por el escándalo.
Información e imagen: AFP
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