*Jesús Zambada García, operó para el cártel de Sinaloa durante más de 20 años, testificó en el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Nueva York, y soltó todos los detalles sobre las operaciones del cártel
El narcotraficante Jesús Zambada García, quien operó para el cártel de Sinaloa durante más de 20 años, testificó en el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Nueva York, y ofreció detalles sobre las operaciones de esta organización.
Zambada García, detenido en 2008 en México y extraditado en 2012 a Estados Unidos, fue presentado como testigo cooperante de la fiscalía, y como uno de los antiguos “subílíderes” del cártel de Sinaloa entre 1987 y el año de su detención.
El testigo, conocido como «El Rey», identificó a Guzmán como “uno de los narcotraficantes más importantes” en la historia de México, y junto con su hermano, Ismael “El Mayo» Zambada, como uno de los dos líderes máximos del cártel de Sinaloa.
Guzmán, de traje azul marino, reaccionó visiblemente por primera vez durante el juicio ante las respuestas de Zambada. Tomó notas en una libreta, se cruzó de brazos y las dos veces que Zambada cruzó la corte se enfrascaron ambos en un duelo de miradas.
De acuerdo con su testimonio, Zambada fue el “jefe de plaza” de la Ciudad de México entre 2001 y 2008, lo que significó que recibía cargamentos de cocaína en el aeropuerto internacional Benito Juárez y que controlaba tres bodegas en la capital.
Zambada describió que él “controlaba a las autoridades” del aeropuerto de la Ciudad de México a fin de garantizar la seguridad de los cargamentos de cocaína que arribaban desde Colombia.
En la Ciudad de México, Zambada informó que en las bodegas que administraba recibía, almacenaba y enviaba droga a Ciudad Juárez o Culiacán, en Sinaloa, a fin de que se introdujera este producto a Estados Unidos.
En ese periodo, desde la Ciudad de México el cártel de Sinaloa logró exportar entre 80 y 100 toneladas al año de cocaína a Estados Unidos, destino del 100 por ciento de sus exportaciones. Eso generó a la organización “miles de millones” de dólares en ganancias.
Además de “El Mayo” Zambada y Guzmán Loera, Zambada identificó como líderes del cártel de Sinaloa a Juan José Esparragoza “El Azul” y a Amado Carrillo Fuentes.
Entre los sublíderes, Zambada García se identificó a sí mismo, así como a Ignacio Coronel y a los hermanos Beltrán Leyva: Arturo, Alfredo y Héctor.
Antes de su papel como líder de la Ciudad de México, previamente Zambada se encargó entre 1992 y principios de 1995 de recibir la cocaína desde Colombia en la ciudad de Cancún.
Aseguró que “los comandantes” de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Policía Federal encargados de todo el estado de Quintana Roo dirigían las escoltas de los cargamentos que llegaban a ese puerto en su camino a la Ciudad de México.
La intención de esas escoltas era que los cargamentos de cocaína, que promediaban 18 toneladas cada tres o cuatro semanas, no fueran interceptados por ninguna otra autoridad, de acuerdo con Zambada.
Al margen de su labor como líder en Cancún y luego en la Ciudad de México, Zambada describió en detalle la manera en que el cártel de Sinaloa se allegaba de cocaína de Colombia, donde su principal proveedor era Juan Carlos Abadía, “Chupeta”, líder del cártel del Valle.
Explicó que unos cinco líderes y sublíderes del cártel de Sinaloa invertían en cargamentos de 30 toneladas de cocaína desde Colombia, donde cada kilo tenía un costo de tres mil dólares. El riesgo era compartido, al igual que las ganancias.
Las utilidades podrían ir desde los 13 mil dólares por kilo (si la importación iba a Los Angeles, en California, donde su costo sería de 20 mil dólares) hasta unos 16 mil dólares de utilidad (si la droga se colocaba en Nueva York, con un precio de 35 mil dólares por kilo).
Además de Zambada fueron presentados otros dos testigos. Carlos Salazar, un exagente de la Oficina de Aduanas, quien testificó sobre el descubrimiento de un túnel para transportar cocaína entre Piedras Negras, en el estado de Coahuila, hasta la comunidad de Douglas, en Arizona.
Por su parte, el químico retirado de la Oficina para las Drogas (DEA), Robert Arnold, testificó en torno a las pruebas que él realizó a cargamentos de cocaína incautados en Estados Unidos para determinar la pureza de este producto.
El juicio proseguirá este jueves con el testimonio de Zambada, quien será cuestionado nuevamente por fiscales y por la defensa, que intentará socavar su credibilidad ante el jurado.
Información: Notimex Imagen: Especial
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