MÉXICO.- El terror recorre la zona montañosa llamada «Triángulo Dorado», en el norte de México, principal santuario del jefe del Cártel de Sinaloa Joaquín «El Chapo» Guzmán, cuya debilidad provocó el desplazamiento de más de 3.000 personas.

El éxodo creciente en la escarpada zona se debe al temor de que se desate una «guerra» grandes proporciones que cause un verdadero baño de sangre en la zona, como ha ocurrido en otros tiempos.

La disputa por el liderazgo de ese imperio, con ramificaciones en más de 50 países, se desencadenó desde el momento mismo de la recaptura de su jefe el 8 de enero pasado, quien aguarda en prisión a ser extraditado a Estados Unidos.

Ubicada en los límites entre los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, la zona es una de las principales áreas productoras de droga sintética, marihuana y heroína. No hace mucho, en noviembre pasado, la Procuraduría General de la República (PGR) anunció el desmantelamiento de un laboratorio clandestino en Coloma, una población del municipio de Tamazula, en el marco de un operativo para detener al Chapo, que se había fugado por segunda vez de prisión en junio del 2015.

En esa localidad del «Triángulo Dorado» fueron hallados 605 kilogramos de opio y 689 litros de sustancias prohibidas, en lo que parecía un muy moderno centro de procesamiento de metanfetaminas y de heroína, donde se almacenaban grandes cantidades de precursores químicos.

Ese es sólo un ejemplo de la importancia de la región donde por muchos años anduvo «a salto de mata» el «rey de las drogas», de 59 años.

El subsecretario de Desarrollo Social del gobierno de Sinaloa, Omar Ayala, informó que hay 490 familias desplazadas y 200 más en el estado vecino de Durango a causa de la irrupción de grupos armados que pelean por el control de la estratégica zona. Desde fines de febrero, en los antiguos dominios del «Chapo» comenzó a surgir la espiral de violencia en el marco de la disputa por el liderazgo de la organización que sembró de cadáveres diversas poblaciones.

Unas 35 personas murieron en enfrentamientos cuando todavía no transcurrían ni siquiera dos meses de su recaptura, y comenzó un desplazamiento «hormiga» en las localidades de El Rosario, Cosalá y San Ignacio Choix, según las autoridades locales.

El Cártel de los hermanos Beltrán Leyva, que se creía agonizante, inició aparentemente la guerra para ocupar los espacios vacíos dejados por «El Chapo».

La decisión de hacerlo se debió a que el compadre del narcotraficante, Ismael «El Mayo» Zambada, que en teoría está al mando, mantiene diferencias con hombres del círculo cercano de «El Chapo» y sus hijos Iván y Alfredo, según algunos expertos. Pero el hecho de que Guzmán esté ahora bajo una más severa vigilancia y en la última fase para ser extraditado a Estados Unidos animó a los miembros de los Beltrán Leyva a doblar las apuestas.

La semana pasada, los enemigos del «Chapo» penetraron en el verdadero «sancta sanctorum» de los baluartes del «Chapo», La Tuna, la aldea donde nació el legendario traficante y vive su madre, Consuelo Loera, en el municipio de Badiraguato.

Un grupo de unos 150 hombres armados saquearon la vivienda la semana pasada y robaron dos motocicletas y un vehículo. Además, aterrorizaron las comunidades cercanas de San José del Barranco, Arroyo Seco, La Tuna, La Palma, Huixopa, El Nogalito y Puerto la Esperanza según reveló el semanario sinaloense Río Doce, dejando al menos ocho personas muertas.

La madre del «Chapo» debió ser sacada en un operativo espectacular y de emergencia por medio de una avioneta, de acuerdo con medios locales.

Esta acción fue tomada como un verdadero «sacrilegio» y mostró a ojos de los expertos que se avecina una suerte de guerra que podría traer más muertes. El subsecretario Ayala dijo que las autoridades desconocen el paradero de unas 200 familias que abandonaron sus viviendas en la sierra de Badiraguato tras los enfrentamientos y la incursión de comandos armados en la región.

con información de agencias

jcrh