MÉXICO.- No podemos negar, que existen eventos que de una u otra forma parecen conectados. En una conversación telefónica, el presidente Donald Trump sí le dijo al mandatario mexicano Enrique Peña Nieto que podría mandar militares a enfrentar a los «bad hombres ahí» a menos que el ejército de México haga más para controlarlos.
Trump hizo el comentario durante una conversación telefónica de una hora que tuvo con Peña Nieto el 27 de enero.
Tienen muchos bad hombres ahí», le dijo Trump a Peña Nieto. «No están haciendo lo suficiente para detenerlos. Creo que su ejército está asustado. El nuestro no, así que podría enviarlo para que se haga cargo».
Curiosamente pocos días después, se recrudece la violencia en Culiacán, Sinaloa.
La guerra contra el narco en México es parte de un enorme negocio de contratistas militares estadounidenses que prestan servicios de asesoría, entrenamiento y venden armas –a ambos bandos-; también, para las dependencias que manejan espectaculares presupuestos de seguridad en México y para el mismo gobierno que militariza el país y crea una policía que, pese a su incompetencia o corrupción, permitiría también reprimir movimientos sociales que verdaderamente atentaran contra el gobierno y no sólo cárteles enemigos, en oposición a cárteles amigos, como el de Sinaloa.
Pero para que el negocio sea redondo, el plan parece involucrar como meta final la precipitación de México como un estado fallido, lo cual permitiría la movilización del aparato militar estadounidense en México y la apropiación de los recursos naturales.
Esto no suena descabellado, si hacemos caso al periodista James Cockcroft y su libro “Mexico’s Next Revolution», en el cual la tesis es fundamentalmente que existe un plan actualmente para que México se convierta en un estado fallido y Estados Unidos inicie una progresiva invasión, si bien no al grado de lo ocurrido en Afganistán, al menos como ha tenido lugar en Colombia, donde Estados Unidos tiene varias bases militares operando.
La guerra contra el narco, dice Cockcroft, sirve para “justificar a Estados Unidos enviar a su personal y participar en las operaciones de inteligencia para así incrementar el control de la población de ambos países”. Y agrega que los mexicanos, en el estupor del duopolio televisivo “no saben que la guerra es una excusa para militarizar la nación”.
Una prueba de esto es la Oficina Binacional de Inteligencia con sede en la Ciudad de México, la cual no ha recibido mucha publicidad pero tiene agentes de la Agencia de Inteligencia Militar (DIA), la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), dependientes del Departamento de la Defensa, el Pentágono. Asimismo hay delegados de la Agencia Federal Antinarcóticos (DEA), la Oficina Federal de Investigación (FBI) y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), que responden al Departamento de Justicia.
Como dijimos antes, curiosamente se incrementó tras los comentarios de Trump, en Sinaloa se incrementó la violencia.
Por el momento, de acuerdo con la tesis de Cockcroft, “El gobierno mexicano no es un estado fallido porque cumple todas las tareas asignadas por el imperio. Toda la propaganda de Washington está a favor de la militarización de México para proteger los intereses de las corporaciones trasnacionales y de la banca extranjera”.
Cockcroft reflexiona que si bien la guerra contra el narco ha traído interminables fracasos, también ha generado éxitos. Incluso en su momento el político de izquierda Porfirio Muñoz Ledo afirmó que la guerra contra el narco es falsa y «es el pretexto para una invasión silenciosa de Estados Unidos».
con información de agencias y el libro “Mexico’s Next Revolution» de James Cockroft
jcrh