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Médicos en peligro por violencia

Médicos en peligro por violencia

MÉXICO.- El gremio de los médicos es un blanco preferido del crimen organizado y la profesión se volvió de «alto riesgo» en las zonas más violentas de México, donde muchos se niegan a ir a trabajar, por lo que escasean profesionales del sector. La Federación Nacional de Colegios Médicos de México registra entre 2008 y 2014 más de 3.000 ataques contra sus miembros, en particular en la región norte, pero también en el centro y cerca de la capital.

En junio del 2015, tres médicos que habían sido reportados como desaparecidos desde el 19 de junio en el estado sureño de Guerrero fueron encontrados sin vida cerca del poblado de Santa Bárbara, en Chilpancingo, la capital.

«Estamos siendo golpeados y eso impacta en el sistema de salud», señaló hace poco la organización, al indicar que en zonas de alta inseguridad de diversos estados de la República las bandas han impedido la aplicación de vacunas.



José María Busto, miembro de la federación, señaló que «ejercer la medicina en México se ha convertido en una profesión de alto riesgo para la vida» y refirió que entre 2008 y 2011 se reportaron más de 20 asesinatos de colegas.

El resultado ha sido una notoria escasez de especialistas de la salud, particularmente facultativos, en las zonas más peligrosas donde operan las bandas criminales.

«No quieren venir. Los que han llegado los asaltan en el camino, los han secuestrado, los han intimidado. Se van, no quieren», señaló Rafael Leal, jefe de urgencias del Hospital General de San Fernando, Tamaulipas, donde se han registrado dos de las peores matanzas desde que el gobierno declaró la guerra al crimen con apoyo de las Fuerzas Armadas, en 2006.

Tenemos un desabasto de cuerpo médico. Faltan todo tipo de especialistas: anestesiólogos, ginecólogos, pediatras», afirmó.

Ni siquiera los becarios se atreven ahora a trabajar en los lugares de riesgo en los que muchos especialistas han sido secuestrados y asesinados pues a cambio reciben apenas 1.000 pesos cada 15 días (unos 60 dólares), una cantidad «irrisoria para un médico que va a arriesgar su vida», dice Leal.



Los médicos jóvenes no quieren «arriesgarse después de estar estudiando siete años», declaró Leal, quien fue secuestrado en 2011. Cuando les asignan áreas «calientes» de inmediato «piden su cambio», afirma. El Congreso llamó hace un año a las autoridades a diseñar una estrategia para proteger a médicos pasantes (becarios) y personal sanitario debido a que, según un sondeo reciente en nueve estados del país, 75% de los doctores encuestados reveló haber sufrido extorsiones, asaltos, amenazas y robos.

Ha ocurrido varias veces en zonas como Ciudad Juárez, estado de Chihuahua, Tijuana, estado de Baja California, también en la región norte, que los hospitales son atacados por comandos armados para rescatar un herido o darle «el tiro de gracia».

Por ello, los médicos en Tamaulipas han establecido un «plan de emergencia» a fin de evacuar mediante salidas seguras los centros médicos o clínicas y siempre tienen listas bolsas con gasas, material de sutura, soluciones, por si se necesitara atender a un herido fuera de un hospital.
Los galenos en Tamaulipas han sido inclusive capacitados por la organización Médicos sin Fronteras para reaccionar rápido ante emergencias.

Tamaulipas ocupa el primer lugar en secuestros en todo el país y es el corredor favorito para el traslado de droga desde la frontera con América Central hasta Texas, Estados Unidos, a través de los estados del sureste del país y las costas del Golfo de México.

En Tamaulipas los médicos no siempre son asesinados, a veces se les secuestra y amenaza para obligarlos a atender a delincuentes heridos.
«Nos han sacado a atenderlos y nos regresan, pero que hacer algo que no se quiere en horas de madrugada es duro, humillante y denigrante» para un médico, dijo Nicolás Cisneros, jefe de urgencias del Hospital General de Matamoros, frontera con Estados Unidos, que ha sido secuestrado dos veces.

jcrh