Frente a la supuesta competencia que deben enfrentar los cárteles mexicanos al autorizar el uso de la marihuana medicinal, entonces los integrantes del crimen organizado ahora se inclinan -como en el mercado financiero-, a diversificar sus actividades e incrementado sus ganancias a partir de traficar con bienes culturales, órganos humanos y el oro, lo que les ha dado ganancias por 2.1 billones de dólares.
De acuerdo con el estudio “La estimación de los Flujos Financieros Ilícitos resultantes del Tráfico de Drogas y otros Crímenes Organiza-dos Transnacionales”, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el comercio ilegal del oro representa cuatro por ciento de las ganancias totales de los cárteles que operan en todo el mundo.
El estudio elaborado en 2011 también reconoce que cada organización criminal desarrolla actividades alternas al tráfico de drogas, según las condiciones y recursos disponibles en los países donde habitualmente operan.
En el caso de México, puntualiza el estudio, las organizaciones de narcotraficantes que desarrollan sus actividades ahí optan por traficar oro y petróleo. Según investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) realizadas en 2012, los cárteles mexicanos habían comenzado a establecer casas de empeño con la finalidad de fundir las piezas de oro empeñadas para obtener más recursos.
Además, según reportes periodísticos, dicha dependencia había iniciado siete averiguaciones previas por robo de cargamentos denunciados por empresas mineras del país. Los robos de cargamentos de lingotes de oro fueron reportados en estados como Sonora, Durango y Chihuahua, San Luis Potosí y Zacatecas.
Los Caballeros Templarios han recurrido a la venta de metales para diversificar sus negocio.
El grupo criminal aprendió a manejar y transportar el mineral. Además, utilizó el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, para exportarlo a China.
En 2014, le fueron decomisadas 119 de toneladas de minerales, justamente, en ese puerto.
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