CIUDAD DE MÉXICO.- Ante el caldeado proceso electoral estadounidense donde los inmigrantes de su país han sido protagonistas indeseados e inevitables, el gobierno mexicano pasó de las relaciones públicas a la diplomacia y anunció que contactará con los equipos de los dos candidatos.
El embajador mexicano en Washington, Carlos Sada, fue instruido por la canciller Claudia Ruiz para establecer «espacios de diálogo» con quienes disputan el máximo puesto público estadounidense.
El gobierno mexicano inició desde hace unos meses, tras el relevo del embajador en Washington, el académico Miguel Basáñez, por Carlos Sada, un hombre más experimentado en las lides diplomáticas, una ofensiva para contrarrestar el discurso antimexicano del entonces precandidato republicano Donald Trump.
El gobierno mexicano inclusive contrató a una empresa de relaciones públicas para intentar cambiar la imagen del país y sus ciudadanos ante el público estadounidense.
Inclusive, alentó a un grupo de empresarios mexicano-estadounidenses a crear un grupo de cabildeo (lobbying) llamado Comité de Asuntos Públicos Mexicano Americanos (American Mexico Public Affairs Committee), siguiendo el modelo de otros grupos similares projudíos, que buscan actuar en especial en las redes sociales.
La propia Secretaria de Relaciones Exteriores argumentó en ese momento que «la mejor manera de rebatir una posición xenófoba, o racista, o desinformada, es con información, y no con adjetivos».
Sin embargo, ahora el diálogo pretende ser directo, como ha sucedido en otros procesos electorales, aunque algunos especialistas han criticado al gobierno mexicano por favorecer siempre a un candidato, lo que luego suele traer consecuencias indeseadas.
Claudia Ruiz Massieu dijo que no se busca incidir en el proceso electoral estadounidense, sino «informar lo que significa México en el escenario global» y la importancia de «la relación comercial y las aportaciones de la comunidad mexicana» en el país vecino.
«La acción del gobierno de México está encaminada a reforzar nuestra relación bilateral con una visión de largo plazo que trasciende coyunturas específicas», sostuvo. Especialistas han cuestionado a las autoridades por haber reaccionado en forma tardía ante la andanada de ataques lanzados por Trump, quien acusa a México de enviar sólo «violadores y narcotraficantes» a Estados Unidos además de arrebatarle empleos a través del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) que prometió cancelar si no se acepta renegociarlo.
Durante la reciente visita del presidente Peña a Washington, el mandatario dijo que su país está dispuesto a renegociar el TLCAN, como lo pide Trump pero también la demócrata Hillary Clinton.
Ruiz Massieu afirmó que México «escuchará los planteamientos de sus socios comerciales para modernizar el tratado» pero «para nosotros es claro que ha dado buenos resultados» aunque puede «actualizarse».
Por su parte Sada dijo que «México busca tender puentes y no confrontaciones» en medio del agitado proceso electoral de Estados Unidos, pero «se prepara para todo tipo de escenarios, incluidas posibles deportaciones masivas».
«Lo fundamental es abrir todas las puertas posibles», afirmó Sada, que estuvo presente en Ohio en la convención del Partido Republicano y viajó también a Filadelfia para contactar con miembros del equipo de Clinton.
Trump ha prometido que deportará a los 11 millones de mexicanos sin papeles que viven en Estados Unidos y que confiscará parte de los 24.000 millones de dólares en remesas que envían a su país. Con esa suma, prevé financiar el controvertido muro que separará ambas naciones, a un costo de 5.000 a 10.000 millones de dólares.
con información de agencias
jcrh