MÉXICO.- Pese a que se mantiene un «diálogo abierto», las relaciones entre México y Estados Unidos, pasan por su peor momento desde la invasión norteamericana de 1847. El gobierno de Enrique Peña Nieto, se encuentra preparando una «estrategia de defensa» y los expertos difieren sobre el mejor camino a seguir, si la respuesta «dura y frontal» o el «pragmatismo» y la revancha inteligente.

La delegación mexicana encabezada por los secretarios de Economía Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray terminó una visita oficial de dos días a Washington donde se encontraron con miembros del gabinete de Trump y con empresarios estadounidenses, que los sorprendió en plena crisis.

La chispa que encendió el conflicto fue el decreto ejecutivo firmado el miércoles por Trump que prevé iniciar en unos meses la construcción del muro en la frontera entre ambos países y la reiteración de que México pagaría por su edificación, «de una manera u otra», sea mediante las remesas familiares o un impuesto a las importaciones del 20%.

Vamos a seguir trabajando, dialogando, negociando y vamos a llegar a acuerdos. Estamos convencidos de que eso es lo que más le conviene a los dos países y a esta región», dijo Videgaray en una conferencia de prensa en la embajada mexicana en Washington. Sin embargo, reiteró que «México no pagará por el muro fronterizo» porque «los vecinos tienen muros que dividen su casa de la del otro pero no le exigen a éste que lo pague».

La andanada de Trump derivada de sus mensajes por Twitter y de sus decretos generaron una amplia repulsa en medios políticos y agitaron las redes sociales.

«Es un acto hostil que rompe con los principios de amistad, convivencia y cooperación entre ambas naciones. La dignidad de México no se negocia», afirmó el presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), Graco Ramírez.

«No podemos tolerar que nadie nos venga a decir lo que debemos hacer ni podemos tolerar lo que otras personas quieren hacer de nosotros», señaló el propio presidente de la Suprema Corte Luis María Aguilar.

El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos Raúl González señaló que los «cambios que empiezan a suceder en la política migratoria y económica deben ponernos en estado de alerta para denunciar y oponernos».

Todos los partidos políticos llamaron a «unir fuerzas» y cerrar filas en torno al presidente Enrique Peña Nieto y posponer sus desacuerdos en aras de defenderse ante «la embestida» del nuevo presidente de Estados Unidos.

Sobre las mejores vías para enfrentar a Trump las posturas se dividen entre las duras que exigen romper con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) y las suaves que enfatizan en el uso inteligente de la diplomacia.

El expresidente Felipe Calderón propuso la segunda vía y dijo que es necesario «ser pragmático y en el corto plazo» sobre todo en materia económica, mediante una «política retaliatoria tanto jurídica como diplomática». Ello implica «revisar toda la relación, agencia por agencia, con pasión pero no a lo tonto» imponiendo aranceles a ciertos productos de ciertos estados de centro-oeste de Estados Unidos, que venden a México soya y maíz amarillo, sustituyéndolos por Brasil y Argentina, para «erosionar la principal base principal de apoyo de Trump».

Además, sugirió «revisar todo el tema de seguridad para Estados Unidos» porque México es «una pieza clave» para la integridad de ese país, afirmó.

con información de Ansa Latina

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