CDMX, México.- El combate a la pobreza en México, parece ser una guerra perdida. Pese a que en los últimos años, 5 mil 491 programas sociales se han aplicado en el país, de los específicamente implementados por el Gobierno federal, 83 están plenamente enfocados en abatir las carencias sociales.

Sin embargo, la falta de coordinación entre estas tareas, “dificulta el éxito de la política social”.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en su Informe de evaluación 2016, la ineficiencia que se percibe, repercute de diferentes formas: el número de personas en pobreza ha aumentado, mientras que el acceso a la alimentación y condiciones de vivienda tuvo mínimas mejoras en los últimos dos años.

Por otro lado, la proliferación de programas, lo único que ha causado es un gasto millonario, sin resultados palpables. Tan solo del 2015 al 2017, 63% del gasto programable del Presupuesto de Egresos de la Federación (financiamiento de las políticas públicas) se destina al gasto funcional en desarrollo social, 27.6 al gasto económico y 9.4 al gasto de gobierno.

El CONEVAL ha identificado hasta el día de hoy 5 mil 491 programas y acciones de desarrollo social. De ellos, 233 son federales, 2 mil 528 estatales y 2 mil 730 municipales, que operaron entre el 2014 y el 2015.

Ahora bien, vale la pena aclarar que los programas sociales, se clasifican de dos formas: prioritarios y no prioritarios. Los primeros se refieren a aquellos que contribuyen de manera directa a abatir alguna de las carencias que miden la pobreza, mientras que los segundos carecen de ese componente.

En 2015 el presupuesto asignado a los programas prioritarios representaba 39% del presupuesto total para programas, y para 2016 este porcentaje se incrementó a 69%, similar al presupuesto que se prevé para 2017.

Aunque parezca correcto que el Gobierno federal tenga como una prioridad a la atención social, el problema está en que los programas que reciben recursos incumplen con el objetivo principal: sacar de la pobreza a la población.

Un claro ejemplo estos objetivos fallidos, lo tenemos en la Cruzada Nacional contra el Hambre surgió como una estrategia para coordinar la estrategia de desarrollo social, tampoco lo logró. Por tanto, una de las recomendaciones hechas por el organismo es mejorar el proceso de coordinación con acciones como eliminar algunas estructuras burocráticas innecesarias o con poca incidencia, y reducir el número de programas que no tienen una contribución directa y significativa.

con información de agencias y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social