"No hay guerra, ‘El Chapo’ es mi amigo": Caro | Digitall Post : Digitall Post
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«No hay guerra, ‘El Chapo’ es mi amigo»: Caro

«No hay guerra, ‘El Chapo’ es mi amigo»: Caro

MÉXICO.- Delgado, pero en buena forma, un cuerpo “correoso” que delata ejercicio, una dentadura perfecta y brillante, y una vestimenta sencilla, desgastada, retratan a uno de los hombres más buscados en México y Estados Unidos, y al que se le considera como el “narco de narcos”: Rafael Caro Quintero.

Desde la clandestinidad, en “algún lugar del norte del país”, el también apodado “El Príncipe” niega haber desatado una guerra contra el cártel de Sinaloa.

El hombre sobre el que pesan dos órdenes de aprehensión, al que afanosamente busca la PGR y sobre el que Estados Unidos ofrece una recompensa de 5 millones de dólares, afirma que “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada son sus amigos.



En entrevista con la revista Proceso, Quintero señala que se dedicó a la siembra de marihuana porque “de alguna manera había que sobrevivir”.

La revista caracteriza al personaje como una metáfora exacta de alguien que huye de la justicia desde hace casi tres años. De igual forma sostiene, que no mató a Enrique Camarena y asegura que estaba “en el lugar equivocado”.

Por otro lado, pide perdón a la sociedad mexicana, a la DEA y al Gobierno de EEUU y sentencia: “No estoy en guerra con nadie; ‘El Chapo’ y ‘El Mayo’ son mis amigos”.

La espera transcurre en algún lugar del norte de México. Es una tarde que anuncia tormenta. De pronto, como fantasma, aparece caminando, con paso relajado, un hombre de 63 años, erguido en su 1.80 metros de estatura.



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Tiene la tez bronceada y las manos encallecidas. Bajo la gorra azul asoma el cabello corto teñido de oscuro. Muestra una dentadura perfecta y brillante y su cuerpo –delgado, correoso– delata ejercicio.

Es Rafael Caro Quintero, a quien apodan “El Príncipe” o “El Narco de Narcos”. Por su captura, el Gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa de 5 millones de dólares. Y el de México lo acusa de haberse reincorporado al narcotráfico y desatar una guerra contra el cártel de Sinaloa.

Lleva en el pecho al menos dos escapularios: uno de la Virgen de San Juan de los Lagos, regalo de uno de sus hijos mayores, y otro con una bendición de su madre. Viste camisa de manga larga, abotonada casi hasta el cuello, y pantalón vaquero.

En la muñeca izquierda porta un reloj de carátula negra. No hay joyas, lujos ni armas a la vista; su escolta parece estar compuesta sólo por dos hombres. Sus zapatos de goma son negros y están visiblemente desgastados. Parecen la metáfora exacta de alguien que huye de la justicia desde hace casi tres años.

Luego de 28 años de prisión, en agosto de 2013 fue excarcelado del Reclusorio Preventivo de Guadalajara por órdenes de un tribunal colegiado. Pero días después la Procuraduría General de la República (PGR) obtuvo dos órdenes de aprehensión en su contra: una para extraditarlo a Estados Unidos y otra para que pague 12 años más de prisión que, según la PGR, le quedan pendientes en México.

Caro Quintero, hijo de Emilio Caro Payán y Hermelinda Quintero, nació en octubre de 1952 en el rancho La Noria, en Badiraguato, Sinaloa. Fue considerado por el Gobierno mexicano como uno de los narcotraficantes más poderosos en los 80.

A raíz del brutal homicidio de Enrique Camarena (agente de la DEA), en 1985, el Gobierno de Estados Unidos y el mundo volvieron la mirada para descubrir que en el Triángulo Dorado, donde confluyen Sinaloa, Durango y Chihuahua, había emergido una nueva casta de capos: señores de la droga que, 31 años después y según Washington, se convirtieron en los más poderosos del mundo.

El 26 de junio pasado, Proceso publicó las versiones oficiales que aseguraron que Caro Quintero estuvo detrás del ataque perpetrado por Alfredo Beltrán Guzmán, “El Mochomito”, a la casa de Consuelo Loera, madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en la ranchería de La Tuna, Badiraguato, localidad de la que ambos capos son oriundos.

Días después, el Ejército mexicano y el Gobierno de Chihuahua confirmaron dicha versión. A raíz de ese reportaje, gente cercana a Caro Quintero contactó con Proceso; el hombre accedió a dar su versión de los hechos.

La lógica indica que un prófugo no concede entrevistas y menos en video. Menos aun cuando la DEA y las autoridades mexicanas le pisan los talones, al grado de haber estado a punto de capturarlo al menos tres veces los últimos dos años.

Sin embargo, para Caro Quintero esta lógica no se aplicó y desde la clandestinidad y en uno de los momentos más agudos de la persecución, aceptó responder todas las preguntas, ser fotografiado y que la conversación fuera videograbada para ser transmitida. No hubo más condición que la de no revelar el lugar donde fue realizada.

Frente a la reportera y al fotógrafo, “El Príncipe” habla sobre la presunta guerra que, según fuentes gubernamentales mexicanas, él desató –en alianza con los Beltrán Leyva y otras organizaciones criminales– contra el cártel de Sinaloa y en particular contra “El Chapo” Guzmán.

Por primera vez cuenta cómo y por qué se inició en el narcotráfico y habla de los homicidios de Enrique Camarena y del piloto Alfredo Zavala, que provocaron su detención y encarcelamiento.

Narra también su encuentro con Guzmán Loera durante un desayuno en 2013, cuando ambos estaban prófugos, y su entrevista con el otro líder del cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada…

La entrevista transcurre en un cuarto de paredes encaladas construido en medio de la nada. Él se acomoda en una silla desvencijada. El mobiliario lo componen, además, un par de camas y una mesa con una imagen de la Virgen de Guadalupe, acompañada de unas veladoras encendidas.

Se le nota ávido de conversar. Si estaba preocupado por el correr del tiempo, por la caída de la noche o por la intensa lluvia que se desató al comenzar la entrevista, nunca lo mostró. No hay alimentos ni bebidas de por medio. Ni un vaso de agua.

En la clandestinidad, tras 28 años de prisión y casi tres prófugo, rompe el silencio. La entrevista con el capo será transmitida en Proceso TV este lunes a través de su página web.

con información de Proceso, Zócalo y Diario.mx

jcrh