MÉXICO.- Este sábado se dio a conocer que Alfredo Guzmán Salazar, uno de los hijos de Joaquín Guzman Loera, quien fuera “levantado” por un grupo armado la madrugada del 15 de agosto pasado en Puerto Vallarta, Jalisco, fue liberado y se encuentra sano y salvo en algún lugar de Sinaloa.
De acuerdo con fuentes cercanas a la familia del «Chapo», se pagó un cuantioso rescate de alrededor de 5 millones de dólares y se llegó a un acuerdo sobre distribución de rutas para el contrabando de droga.
Esta versión no pone sin embargo todavía en claro quiénes perpetraron el plagio, si miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), enemigo a muerte del Cártel de Sinaloa, liderado por el «Chapo», o una facción de esta poderosa banda, con presencia en más de 50 países, la más poderosa del crimen organizado en México.
Como sea, el semanario Ríodoce de Sinaloa, que fue el primero en difundir en su versión digital la liberación del hijo del «Chapo», señaló que este episodio «traerá cambios sustanciales en el negocio de las drogas en México».
«Una salida negociada -como ocurrió- reconfigura la distribución de los territorios para los cárteles, porque de haberse dado otra, violenta, habría desatado, sin dudas, una guerra fatídica con resultados incalculables», afirmó.
Héctor de Mauleón, un conocido analista sobre temas criminales, señaló que este caso constata que una «nueva generación» -a la que llama «los cachorros del narco»-, está tomando las riendas del crimen organizado en el país.
Con nuevas formas, estilos e ideas sobre cómo dirigir este jugoso negocio clandestino, esta inyección de «sangre nueva» en la pirámide del crimen del país se debe a que los antiguos capos están «en la cárcel, en el cementerio o bien en proceso de retiro», dijo.
jcrh